Capitulo XI

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Tanto caminó, tanto corrió y ¿para qué?.

El Guasón veía la puerta de la choza mal construida que se caía a pedazos, hace años se había echo la promesa de que jamás volvería aquí, de que nunca volvería a sentir esa clase de sentimientos, que demostraría al mundo, lo cruel que es, pero él lo cambio todo, desde el primer momento en el que se interpuso, todo cambio. Volvió a ser el mismo de antes, ese confianzudo que piensa que tiene una pequeña oportunidad de triunfar y ser feliz, se siente estúpido por estar ahí, por dejar a Bruce, por todo en realidad, pero no puede llorar, o hacer algo siquiera, solo está ahí de pie sin hacer nada con su vida.

—Vaya, que estúpido.

Ignorando sus sentimientos entró a la casa, las tablas crujían tan fuerte que era imposible andar en silencio, se movió entre lo que quedaba de lo que algún día había llamado casa, buscó el escondite que usó cuando era niño, tablones flojos bajo el suelo de lo que alguna vez había llamado habitación, rebuscó esperando que en todo ese tiempo nadie haya tomado el dinero que había ahorrado antes de huir de ese lugar horrible, antes de la Batman, de Bruce, antes de todo eso. Para su sorpresa si estaba, si bien el recibimiento familiar que esperaba no fue el que estaba, prefirió mil veces encontrar una casa vacía a su madre hipócrita y a su padre que para no denigrarlo más de lo que se merecía, el Guasón solo lo llamaba diablo, infantil, pero fue con lo que su cerebro de 12 años lo comparó en su momento, Tomó el dinero y salió de esa casa tan rápido como llegó, hizó casi el mismo recorrido pero mientras pasaba por una zona de apartamentos de ese barrio de mala muerte encontró a un niño sentado en la entrada de su casa.

—Disculpe...

El Guasón giró su cara con curiosidad, el niño a pesar de ver la cara del guasón, este no hizo ningún cambio en su expresión, así que el Guasón se relajó y se hincó para tener al niño mas cerca.

— ¿Si?

— ¿Usted es el señor que casi voló dos barcos?

El Guasón callo un poco, pensando si valía la pena seguir la conversación o no, sin embargo sonrió calmándose a si mismo.

—Si, yo soy ese hombre, ¿Por qué?

—Estoy de acuerdo con usted. Muchos de ellos merecían ver que están equivocados.

— ¿A qué te refieres?

—Todos son malos bajo las correctas circunstancias, no importa quien seas.

La frialdad en los ojos del niño, en sus palabras, eso fue lo que removió el estomago del Guasón, una parte muy en el fondo de el, sabía que ese niño era lo mismo que él fue en su infancia, el niño acariciaba sus rodillas y entre el silencio que se había formado habló.

— ¿Usted creé que podamos alguna vez salir de este basurero?

—Te refieres a este lugar, no lo sé, aquí abajo parece ser un lugar totalmente diferente a arriba.

Ahí se dio cuenta de que aunque lo intentó, no había cambiado nada en todo ese tiempo que estuvo luchando por salir de ahí, del basurero de mierda que es esa casa en la que creció, esos edificios donde jugó con los que alguna vez fueron sus amigos, donde aparecieron esas cicatrices que lo siguen hasta el día de hoy.

—Arriba...mi padre también lo llama así, ¿usted qué hará en el proyecto del señor dos caras?

El Guasón lo miró con curiosidad.

— ¿De qué hablas?

—Ya sabe, "muerte a los ricos", el plan de dos caras.

—Explícame más de eso

El niño lo miró detenidamente, juzgándolo y analizándolo pero eso poco le importó al Guasón, insistió con que le contará aún más y el niño finalmente accedió pero con algo de miedo.

—Bueno, lo que pasa es que hay un hombre con la mitad de la cara hecha pedazos, que ha pensado en... atacar a las personas que nos denigran y desprecian, a esos...ya sabe, Los millonarios asquerosos.

El Guasón se sentó a su lado con cansancio, procesando lo que el niño le acababa de decir, mirando al techo pensaba en que decirle al niño y en cómo usar esa información.

— ¡Tu que haces aquí!

Escuchó el Guasón al mismo tiempo en cuanto sintió un golpe en la nuca, un hombre de mediana edad, parecía que era el padre del niño, el Guasón se levantó del suelo y se puso alerta y más después de como golpeo al niño en la mejilla y le ordenó que entrara en la casa.

— ¿Qué buscas por aquí, he?

El Guasón no dijo nada.

—Te hice una pregunta perra.
—Quiero ver a Dos caras.
—Ese maldito niño...

Maldijo el hombre entre dientes, el Guasón enojado de la forma en la que el hombre se dirigía al niño lo tomó por el hombro y serró la puerta de la casa del hombre, estampo al hombre contra la pared.

—Llévame con él, o sino dile a tu brazo adiós...

Dijo mientras sonreía y su adrenalina llegó otra vez, esa sensación de hormigueo recorriendo por su espalda, esa sensación que tanto le gustaba, que zaceaba ese dolor y esos tics que había tenido desde sus cicatrices, esa sensación, era lo que buscaba. El hombre lo miraba con escéptico y el Guasón comenzó a torcerle el brazo, el hombre comenzó a quejarse y al ver la sonrisa radiante en la cara del Guasón supo que no estaba bromeando.

—¡Esta bien, esta bien, te llevaré!
—Bien entonces empecemos.

El Guasón tomó el brazo del hombre y lo puso en la espalda del mismo y así el hombre lo guio hasta afuera del edificio, siguieron por un camino algo dudoso pero el Guasón estaba pensando en como se libraría de esa trampa, si es que había una. Pasar por calles que había intentado borrar de su memoria, pero por más que lo intentara nunca podría olvidarlo, un tic le recorrió el brazo y lo sacudió bruscamente, intentando que no se notara, así que empujó al hombre con fuerza.

—Más rápido hombre, ¿Por qué tan serio?

El hombre suspiró enojado.

—Espero que quieras ayudar, y que lo que digan de ti no sea verdad, si es así, tu causa es una mera perdida de tiempo

La curiosidad del Guasón lo incitó a preguntar a pesar de que no quería hablar lo más posible.

— ¿A qué te refieres?

—Hay rumores de que tú, que para nadie es sorpresa que seas el Guasón.

—Ve al punto

Dijo engrosando la voz un poco.

—Bueno, dicen que tú...estas saliendo con el marica de Bruce Wayne.

Fuera De Sí [Batjoke vol.2] [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora