PASAJEROS PERMANENTES 《YOONMIN》

RECUERDAME: CATARSIS

¨Inmovilizado en bifurcación de caminos,
sin un mapa preciso, que me diga el final.
Dudando de cual de todos los destinos,
el mejor, para mí será.¨
Javier R. Cinacchi

La sonrisa afable de ese hombre en especifico era todo lo que podía incitar a Yoongi para iniciar una guerra, era desagradable la forma en que los orbes de sus ojos brillaban mientras le sonreía a ese hombre el cual ahora sujetaba su mano y cintura.
La ira arremolinándose en su pecho, clamaba por resurgir en un imponente grito de hastío, las palmas de sus manos se cerraron en puño solo para guardarlo en su interior. Sus uñas marcaron pequeños surcos ardientes alrededor de su palma, cuales fueron ignoradas en cuanto su esposa se posó a su diestra; la fina mano roso su oreja y cuello en un intento vano de sosegar el aborigen de sentimientos arremolinados en el centro de su núcleo. Pensó en como lo humillaría y arrastraría, de una forma cruel y decadente, que el mismo se odiaría por disfrutar cada momento.

Con un suspiro final ofreció el brazo para que su dama lo tomara y acompañara en la entrada triunfal, ante los ojos de su pasado.

El lustroso piso anunció con cierta peculiaridad el sonido de su llegada, el crescendo de sus pasos en marcha llamo la atención de los invitados y familiares que se encontraban dispersos en el área del salón principal. El farfullo de la reunión se vio interrumpido por su presencia, decayendo en el ritmo de la cacofonía la charla se detuvo abruptamente mientras todos dirigían su mirada y atención hacia él y su esposa.

No perdió atención ante las distintas reacciones hacia su repentina presencia, ahora estaba absorto ante una reacción en específico. Cuando el color sonrosado se dreno por el rostro sorprendido de aquel hombre que había significado tanto para su vida, fue un crudo y enfermizo deleite. Al igual que disfruto como la tonta cara de William se volvía seria y apenada al notar su mirada sobre ellos en específico, quien incomodo se alejó unos centímetros del cuerpo de su pareja.

(Jimin), el nombre pesaba y ardía por siquiera pronunciarlo en su mente, quien aun en un estado petrificado no noto la acción por parte de su pareja, Yoongi no mentiría ahora; pero ese sutil detalle lo hizo engrandecerse y a la par su ego danzo complacido. Con tan pequeña acción le dijo tanto sobre lo que quería saber.
Y si algo era seguro y acertado es que aun después de todos estos años, el toque de William no era suficiente como para extrañarlo en un momento de estrés.

Con una sonrisa burlona naciendo entre su expresión sarcástica les dio la bienvenida a sus invitados finalmente. ─ ¡Bienvenidos!, espero que mi casa sea de su agrado y disfruten su estancia. ─

Ante el saludo correspondido de los invitados, Yoongi y Adeline caminaron mezclándose entre la multitud, desapareciendo momentáneamente para la vista de Jimin quien aun no recuperaba del todo su aliento.

...

La amarga expresión por el sabor de bilis en su paladar y el sudor perlando su rostro daba todo un espectáculo de si mismo para su espectador principal, su reflejo. Un hombre que lo juzgaba sin tener una visión completa de su contraparte, tan frio y distante, ignorante de saber la verdadera razón del malestar de Jimin. Lo odiaba tanto, siempre mirándolo acusatoriamente por cada elección de su vida, y no lo culpaba. Jimin no tenia el valor de contradecir el reflejo de su verdadero ser.
Volvió a humedecer sus manos y limpio los rastros impíos de su rostro. Endureció su expresión aun mas cuando pequeños destellos de memorias fugaces cruzaron ante sus ojos. Voces arremolinándose en sus tímpanos, castigándole con furiosos azotes de su pasado, demostrándole lo equivocado que estaba por pretender estar tranquilo. La alta figura esbelta de Yoongi se había fundido en sus parpados y no pretendía desaparecer pronto, no lo haría, esta vez no.

─Jimin, ¿Cariño, todo está bien? Puedo llamar al medico si no te encuentras bien. ─

Repentinos toques en la puerta lo sacaron de su estupor, y la dulce voz de William trataba de llamar su atención. Oh dulce hombre, si tan solo supiera por lo que estaba pasando, el frio reflejo del espejo se burló de él. Puede que el no supiera la historia completa, pero estaba seguro que sabia más que el hombre del otro lado de la puerta.

─ si, creo que es una reacción alérgica a los camarones, yo... yo iré en un momento contigo. ─ La corta respuesta de Will hacia su pobre excusa del malestar pareció ser aceptable por el momento.

(─No creo que siga creyendo tus pobres excusas, pero sabes que llegara el momento en que ya no las comprara. ─) Las alucinaciones no le estaban dando tregua y mirarse hablando delante de un espejo inanimado era causa del estrés.

Tarde o temprano cobraría la factura y no seria lindo.

...

─¡No tenías derecho de tomarlo!. ─ Sus delgados brazos se aferraron al cuerpo de su hermano. Pero fue inútil el seguía avanzando.

─Es mi oportunidad de ser alguien en la vida y no lo dejare por tu estúpido enamoramiento de un niño que en cuanto se dé cuenta de lo que vales se ira. ─ Lagrimas inundaron nuevamente sus ojos hinchados, y fue incapaz de ver el golpe que se dirigía hacia su rostro.

Solo el dolor ensordecedor y paralizante en su pómulo lo dejo rodando en el polvo del frio suelo de la acera. ─ ARG.. Mira Jimin no es nada personal contra ti, pero tú puedes obtener más, para mi tal vez sea la ultima oportunidad y se que tu no lo tomarías y tuviste tu oportunidad de romper el cheque así que no te mientas más y admite que estuviste apunto de aceptar el trato, esto es tu culpa.─ Y así sin mas el golpe de la puerta del auto fue la epifanía de una decisión apresurada e incierta para un niño que veía correr su felicidad ante sus ojos, mientras el automóvil tomaba velocidad en la calle y desaparecía de su vista.

Un hipido impotente broto de sus labios y fue todo lo que pudo pronunciar antes de llorar amargamente, bajo la mirada de un cielo extenso y gris.

¨De repente me siento apenado.
De repente con ganas de a la puerta golpear.
Me quedo tiempo observando,
sin saber a que opción apostar.¨
Javier R. Cinacchi