Capítulo 8

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27/11/22

“Te prometo que estarás bien”

¿De verdad? Mientras intentaba respirar quería saber si lo que Pedri le estaba diciendo era verdad. ¿De verdad iba a estar todo bien? ¿Estaba a salvo ahora? ¿Pedri iba a mantenerlo a salvo?

Estaba intentando conseguir un ritmo adecuado para respirar, pero algo en sus vías nasales lo obstaculizaba. Él sabía que realmente no se estaba ahogando, que no había nada en su garganta, pero no se sentía así, y nadie le podía quitar el agobio que estaba sintiendo.

Agarró más fuerte la camiseta de Pedri por su parte delantera, apoyando su frente en el pecho contrario para intentar respirar mejor, mientras Pedri seguía acariciando su cabello. Al notar esto, el canario paró los movimientos y agarró con ambas manos la cara del joven, levantando su mirada.

Notó como los ojos de Pedri se oscurecían al ver que no había mejora en su intento de tranquilizarse, y recibió una mirada preocupada por su parte. “¿Por qué no estás mejorando?” Gritaban los ojos del mayor, sin querer exteriorizar la preocupación. Pero Gavi sabía lo que el mayor estaba pensando, y lo miró suplicando “No lo sé, por favor, ayúdame”.

No habían cruzado ni una palabra, pero los dos sabían lo que el otro estaba diciendo. Vio la determinación de Pedri cuando el mayor decidió que eso no era suficiente para parar el pánico.

No tuvo tiempo para pensar con claridad cuando el Canario apartó los mechones que caían por su frente hacia atrás y movió la otra mano a su cuello, asegurándolo en un agarre firme. Tiró del joven más cerca, dejando sus caras al ras, antes de mirarlo a los ojos.

“Lo siento, lo arreglaré” fue lo que transmitieron los ojos de Pedri antes de tirarlo por la cintura la distancia que faltaba y juntar sus labios en un beso suave.

Gavi aguanto la respiración sin saber lo que estaba pasando, antes de relajarse y agarrar la tela de la camiseta roja del otro, para tener un agarre seguro, algo que le dijese que de verdad estaba besando a Pedri, y no había perdido el conocimiento por el ataque.

El agarre en su cintura fue afianzado con ternura cuando un pequeño suspiro escapó de sus labios, y no pudo evitar abrir un poco los ojos al notar la sonrisa de Pedri contra sus labios. “¿Por qué te ries?” Pensó el Sevillano, acaso ¿besaba mal?.

Pedri no le dió tiempo de estresarse con ese pensamiento cuando agarró su mandíbula con la otra mano para acariciar su mejilla con cariño, mientras suaves dedos recorrían la piel de su cadera que mostraba el borde de la camiseta.

-Chicos, ¿Qué demoni- Ferran apareció trotando por los pasillos, confuso por la desaparición de dos jugadores antes del partido- Ostias, mierda, lo siento, yo…joder, me voy, lo siento.

Tuvieron que separarse del beso al escuchar las exclamaciones de su amigo, pero para cuando estuvieron dispuestos a hacerlo Ferran ya había girado sobre sus talones y había vuelto corriendo por donde había venido.

Sus frentes se mantuvieron juntas, y Pedri mantuvo los ojos cerrados por un tiempo más, levantando la mano otra vez para dejarla en la parte trasera de su cuello, acariciándolo lentamente.

Hasta entonces Gavi no se había dado cuenta de que su respiración había vuelto a la normalidad, y ya no sentía ese sentimiento de ahogo desgarrándolo internamente. Una mirada de agradecimiento fue enviada al mayor cuando este abrió los ojos, siendo recibido con una pequeña sonrisa y un asentimiento.

-No sabía si iba a funcionar -admitió Pedri entre susurros al encontrarse con los ojos marrones del contrario.

Gavi todavía estaba recuperandose de todas las emociones de los últimos cinco minutos, pero no pudo evitar bromear un poco “Sí, es lo que pasa cuando basas tus acciones en series de Netflix”

No pites el final (Pedri & Gavi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora