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Ian's PoV

Después de que Eider se marchara, me dirigí hacia su habitación con la intención de planchar toda la cantidad de ropa que tenía esa chica.

Fue imposible.

En cuanto entré a la habitacion y vi esa tele de plasma de unas 55'(pulgadas), con el plastico que la envolvía en señal de que aún nadie la había ni siquiera encendido, mi labor como asistente desapareció por completo. Me estiré en la cama de Eider y encendí esa preciosa pantalla de plasma.

Pasé la tarde en su cama, intentando ver un poco de televisión, pero me era imposible. Lo único en lo que podía pensar era en el estúpido de Mark teniendo una cita con mi princesita...

¿Cómo que mi princesita?

Sabes que acabarás pillado por ella.

Creo que me estoy volviendo loco, ¿que adolescente de 17 años mantiene conversaciones con su propia cabeza?

TÚ pedazo de idiota.

Al llamarme idiota me hizo volver a recordar a Eider, siempre me llamaba así, pero sabía que en el fondo le agradaba. ¿Se lo estaría pasando bien en la cita con Mark?

¿Qué estarán haciendo? ¿Conseguirá conquistarla antes que yo? ¿La llevará a la cama esta noche?

Esas eran todas las preguntas que me estuve haciendo toda la tarde mientras "veía la televisión". No creía que Mark consiguiera llevarla a la cama, Eider no era como todas las demás putas de la escuela que se abrían de piernas ante cualquier tío que les prestase la mínima atención.

Eider no era así, ella esperaría al indicado, o al menos eso creía. Cuando me enteré de que Mark había conseguido la cita antes que yo no dejaba de repetirme lo estúpido que había sido al apostar con él. Él siempre ganaba las apuestas, pero esa sería la excepción, esa vez la ganaría yo.

Y más cuando hay algo tan valioso para mí por medio.

Y así estuve, pensando en Eider hasta la medianoche.

Ya eran las 12:30AM y Eider todavía no volvía de su estúpida cita con Mark. En ese momento una idea revoloteó en mi cabeza. Agarré papel y un bolígrafo. Se iba a enterar.

Acabé de escribir la nota a los 5 minutos, que decía:

"Lo siento, princesita. Espero que hayas disfrutado tu cita porque ahora te toca disfrutar del sofá toda la noche."

La dejé pegada a la puerta, la cerré con pestillo por la parte de dentro y me estiré en su cama a esperar que volviera.

Suerte que sus padres están de viaje de negocios...

Fue lo último que pensé antes de caer dormido entre las sábanas de la cama de Eider.

Me desperté de golpe al escuchar un portazo de la puerta principal. Seguro que era Eider con su estupendo humor. Oí como subía por las escaleras, porque casi rompe todo el mobiliario de camino a su habitación por no encender las luces. Noté como intentó abrir la puerta cuando la maneta de esta descendió, y ella soltó un bufido exasperada. Juraría que estaba poniendo los ojos en blanco. Remprimí una carcajada al imaginármela.

-Ian, ábreme la puerta -su voz sonaba molesta y algo más grave de lo normal. Yo me limité a hacer que estaba dormido. -Ian, joder, sé que estás despierto.

-No princesita, hoy te toca sofá -dije aguantando las ganas de ir a abrirle y de decirle un par de cosas.

-Ian, no vengas a joderme tú también ahora. Después de la mierda de cita... -se quedó callada y un suspiro se oyó desde el otro lado- nunca mejor dicho... ay Ian, ábreme necesito una ducha.

-Pero luego al sofá -dije riendo. Sabía que el idiota de Mark no podría tener ni una cita bien. Sabía que Eider le pondría las cosas difíciles. Ella aceptó dormir allí a regañadientes.

Caminé con pasos lentos y pesados hacia la puerta. Un olor horrible proviniente del otro lado de la puerta me hizo parar en seco. Qué asco. Abrí la puerta después de oir un quejido de Eider. No pude reprimir la risa al verla, pero rápidamente me tapé la nariz. Su abdomen tenía una gran mancha que parecía ser mierda de perro. Tenía el pelo asqueroso y empapado. Sus mejillas estaban totalmente negras por culpa del maquillaje corrido.

-¿Qué te ha pasado?

-Bien, el primer error que tuvo el cabeza hueca de Kent fue recogerme en moto...

Y me lo explicó todo. Mark se lució esa vez. Realmente la cagó hasta el fondo. Por una parte me sentía feliz, por la otra no.

Eider después de su preciosa historia, se levantó y se metió al lavabo, dejándome por fin respirar a gusto y dejándome ver como su trasero estaba más marcado por culpa del vestido mojado. Unas perfectas vistas para luego intentar dormir.

My AssistantDonde viven las historias. Descúbrelo ahora