Cap 6.

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Los caprichos de Petunia.

Desde que el pequeño Potter llego a la casa de sus tíos todo había sido un gran desastre, a pesar de que el niño era tranquilo los llantos y gritos de Dudley le desesperaban e incomodaban haciéndole llorar, eso enfurecía a Petunia y a Vernon haciéndoles reconsiderar la idea de un orfanato.

Aunque esta idea no paso mucho tiempo en la mente del matrimonio Dursley, pues un día entre el correo apareció un sobre un poco pesado, escrito en la parte de atrás tenía las palabras "aquí está mi parte, cumplan lo suyo" al abrirlo una "generosa" suma de dinero callo en sus manos, tanta fue la alegría que Petunia no olvido darle el biberón a Harry y Vernon le obsequio un pequeño oso de peluche algo roto (el cual primero fue de Dudley) y desde esa fecha un día antes de que el mes terminara ya tenían un sobre con la misma cantidad de dinero en sus manos. Pero la felicidad con el chico no duro tantos años.

Para Vernon ya se le había hecho costumbre escuchar los reclamos de su mujer sobre la sobrecarga de trabajo que tenía o que ya no disponía del tiempo suficiente para cuidar a su hijo (ya de seis años) y salir a tomar el té con sus amigas y vecinas (o más bien a soltar la lengua y hablar mal de la mujer del número 7 que siempre llegaba con conquista nueva teniendo marido). y siempre la misma exigencia...

—quiero una sirvienta o una chacha como te plazca decirle, ¿pero sabes?, no la quiero la necesito en mi vida y en esta casa —dijo reclamando por millonésima vez lo mismo —¿qué? ¿no dirás nada? —

cuando Vernon iba a soltar una sola palabra la voz de su hijo y un par de pisadas se escucharon.

— ¡papa! ¡mama!, Harry no quiere hacerme la tarea — ese era Dudley el hijo de los Dursley, quien en una fácil y pequeña descripción era una mini bola de grasa con extremidades humanas y un cerebro de nuez, en perspectiva de Harry era molesto y horrible, pero en la mente de sus padres era tierno y dulce.

—mocoso, ayuda a Dudley, ¿acaso no ves que está cansado de jugar? —

—p-pero tío, yo —dijo el pobre chico, quien era lo contrario a su primo, pues era un poco más bajo, todo flaco y contraído, las enormes prendas que usaba no ayudaban en nada con su apariencia. Un grito de Vernon hizo callarle y del miedo hasta casi caerse al suelo.

—dije: ve y ayuda a tu primo, así que hazlo ya y sin reproches —a ese punto Vernon ya estaba un poco colérico pero el ver como su sobrino corría (mejor dicho, huía) una idea cruzo por su mente y una no tan bella sonrisa surco sus labios "de igual forma, es un inútil, si hago esto no pasara nada" —Petunia, mi amor, creo que encontré una solución para que cierres esa boca tuya.





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Tres meses, solo tres meses habían bastado para convertir a su diminuto sobrino en una chacha, el pobre chico tenia los ante brazos golpeados y con pequeñas quemaduras. En el primer mes, Petunia había logrado enseñarle a preparar un desayuno completo y el cómo debía de limpiar la casa completa.

el segundo mes tan solo se dedicó a enseñarle como cuidar el jardín y a hacer el almuerzo, para después de terminar hacerle las tareas a Dudley. Y en el último aprendió a hacer la cena, planchar, lavar y tender la ropa. Para cumplir con todas estas tareas que le eran asignadas debía de levantarse apenas el reloj marcara las tres en punto ni más ni menos y ese día no era diferente a los otros.

—uaaah —un bostezo salió sin previo aviso de su boca mientras su mano se dirigía a la puerta de su alacena donde dormía. Apenas salió camino en dirección al baño donde se dio un corto baño para luego tomar la escoba y el lampazo (o trapeador). Al terminar siguió con su siguiente deber, hacer el desayuno.

Cuando el reloj ya había marcado las cinco, Petunia ya se encontraba bajando las escaleras con su hijo ya listo para desayunar e ir a la escuela.

—mocoso —dijo para llamar la atención del más bajo —hoy no iras a la escuela, ya me comuniqué con la maestra para decir que estas enfermo— 

— ¿por-porque no iré hoy tía? —a pesar de haber sido tartamudeos y susurros las palabras habían sido escuchadas por la única mujer.

—Marge, la hermana de Vernon vendrá de visita para el almuerzo y se ira mañana por la mañana— explico tranquilamente sin voltear a ver al menor —, así que necesito que hagas el almuerzo y hornees algunas cosas para todos.

—está bien, tía —

—bien, habiendo aclarado tus dudas puedes tomar un plato con un poco de comida —dijo mientras sorbia un poco de leche con café de su taza —no quiero que porque te desmayes se queme la comida—

—jeje, como la vez pasada —la molesta y chillona voz de la bola de grasa de escucho —, ¿verdad, mama? —dijo con un tono de voz cargado de burla.

—si mi pequeño, como el inútil este hizo la vez pasada —

Siempre era lo mismo, ellos hablaban mal en su cara como si no existiera o estuviera ahí, pero con el tiempo entendió que lo mejor era siempre quedarse callado y continuar haciendo lo que estaba haciendo en silencio, como en ese mismo momento, en el cual servía sobre su plato un trozo de pan, un poco de tocino y una porción de huevo y se retiró a la cocina para poder comer tranquilo.

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Almuerzo:

-Galletas de mantequilla y dos pasteles de chocolate.

-Bistec encebollado.

-pollo y papitas fritas, sopa de tomate.

Cena:

-lasaña.

-pudin de chocolate

psd: uno de los pasteles es para la cena.

—más me vale empezar ahora mismo —dijo soltando un leve suspiro al leer todo lo que tenía que cocinar —bien primero los pasteles —y de esa forma empezó a hacer su trabajo, y algo que los Dursley pensaban, pero nunca dirían es que la comida de ese mocoso era exquisita inclusive mejor que la de Lily, o ese estipulaba Petunia, pero eso no se lo diría nunca.



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