Peaches | Princesa Peach x TN

El Reino Champiñón

¡(T/N), despierta!

Te moviste adolorido, tu caída fue amortiguada por una extraña clase de... ¿Champiñones gigantes?

Maravilloso.

— Ah... —Te apoyaste en un champiñón que había a tu lado, tratando delevantarte.

Miraste a tu alrededor sin creerlo, era increíble, un lugar bastante colorido, lleno de champiñones, el cielo era muy alegre, había mariposas volando y una clase de bichos enormes caminando.

Cambiaste tratando de averiguar dónde estabas, ibas a tocar un champiñón morado, pero algo te interrumpió de hacerlo.

— ¡NO TOQUES ESE HONGO O MORIRÁS! —Un hombrecito te advirtió gritando de una forma un poco amenazante, te hizo saltar y caer hacia atrás.— Oops, perdóname, este lindo honguito no hace nada.

— ¡Hay un champiñón hablándome! ¡Es un hombre honguito! —Gritaste, cubriendote con la mano de cualquier peligro.

— No hay de qué temer, yo también soy un hongo inofensivo, mi nombre es Toad. —Extendió la mano para ayudarte a levantarte.

Accediste a su ayuda con un poco de miedo.— Soy (T/N). —Una vez levantado, sacudiste tu ropa.— ¿Que es este lugar?

— ¡Bienvenido, (T/N), ¡Estás en el Reino Champiñón! —Contestó muy alegre.

— ¿Seguro que no es un sueño y quedé loco después de caer por una tubería?

El te golpeó con un palo para asegurarte de que todo era real.

— ¡Ya quedó claro!

Seguiste sus pasos, a tu alrededor había distintas extrañas criaturas caminando tranquilamente.

— ¡Tienes que ayudarme a buscar a mis hermanos, son como yo! Solo que uno es verde, delgado y alto, y el otro es chaparro, rojo y medio gordito, ¡Y ambos tienen bigote! —Pediste.— Cuando caímos en la tubería se fueron a una con lava, neblina... Y creo que la otra tenía arena.

Toad detuvo el paso.

— Eso no está bien.

— ¿Que? ¿Que pasó?

— Tu hermano cayó en las tierras oscuras... Son las que Bowser goberna.

— ¿Bowser? ¿Y ese quien es?

— Es un tirano... El Rey de los Koopas, quiere robar todas las estrellas de poder y gobernar el mundo.

— ¡Pues vamos a detenerlo!

Toad rió ante tu propuesta.— No podemos, el nos aplastaría, ¡Vamos, te llevaré con la princesa, ella te ayudará!

Cuando terminó de decir eso, subieron a un champiñón, la vista era muy bonita, se veía un pequeño pueblo, adornado con un castillo.

— Mamma mía... —Hablaste con impresión.

— ¡Sígueme, (T/N), ¡Nuestra gran aventura apenas comienza!