Si me amaras

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El camino sería largo, hablabas con tus compañeros para distraerte y matar el tiempo.

— ¿Y que hay de especial en tu mundo, (T/N)? —Preguntó Toad con curiosidad.

— Nada en específico, allá no hay ladrillos flotando, champiñones mágicos ni flores de fuego, todo allá afuera es normal.

— ¿Tienes a alguien especial? —Preguntó Peach.

Rápidamente te pusiste nervioso, un tono rojo invadió tu rostro.

— ¡N-No! Mi vida es un poco aburrida, no creo que esté con alguien en mucho tiempo, menos cuando vuelva y les cuente que conocí a una princesa y a un hombre honguito. —Reíste.— Siento pena por Mario, finalmente había conseguido una cita con la chica de sus sueños y no puede asistir.

Peach rió un poco, parecía estar feliz a pesar de tu respuesta.— Verán que... Cuando regresen, podrán seguir con su vida.

Siguieron caminando por un largo tiempo, el camino era muy, muy largo.

Cruzaron un puente donde extrañamente los peces saltaban, con cuidado de que ninguno de esos se pegara en sus rostro.

— ¿En tu mundo los peces hacen esto? —Te preguntó Toad.

Reíste.— Para nada, allá solo saben nadar.

— Estos son Cheep Cheep, hay que tener cuidado, algunos tienen picos en todo su cuerpo. —Te dijo Peach.

Su camino siguió, tuvieron que escalar unas montañas, comenzabas a cansarte.

Para el anochecer, habían llegado a un pequeño campo iluminado por la luz de cientas de flores rojas, aquellas que daban el poder de fuego que ya antes habías poseído.

Colocaron su pequeño campamento, juntaron varas de madera que estaban por ahí tiradas.

Peach absorbió el poder que la flor de fuego le brindó, su vestido cambió a ser de color blanco y rojo, lanzó una bola de fuego para prender la fogata, Toad preparó su sartén para preparar una cena.

— Dime algo Princesa, ¿De dónde vienes? No creo que seas de aquí. —Le preguntaste, sentándote en el pasto, mirando el cielo.

— No recuerdo de dónde vine... Solo llegué por una tubería, el maestro Kinopio me adoptó, mi criaron cómo una de ellas, me entrenaron, y cuando crecí lo suficiente, me hicieron su Princesa de forma oficial. —Contó.— Tu... ¿Tienes algo que hacer cuando regreses?

— No... No creo, posiblemente siga con el negocio de la plomería con mis hermanos, no tengo nada que hacer. —Respondiste.

— ¿Siempre quisiste serlo? —Dijo, poniéndose a tu lado.

— La verdad no, pero... Mario y Luigi son los únicos que me han apoyado, allá afuera no tengo a nadie más que ellos y mi familia. —Tu tono era triste.

Ella puso su mano en tu hombro, se sentía caliente.

— Quizá no quieras irte de aquí, ¿Sabes algo? El Reino necesita un héroe, si no quieres irte, estaré bastante feliz contigo estando junto a mi. —Dijo, una vez había reaccionado sobre sus palabras se sonrojó.— ¡Es decir! No juntos, bueno, a-a menos que quieras, es solo... Una sugerencia.

Reíste ante sus palabras, te había gustado mucho.

— Tal vez lo haga, quizá ellos entiendan que este lugar me gusta, y quiero ser un héroe.

— Sigue a tu corazón. —Dijo con un tono muy cariñoso.

— Eso haré, gracias.

Se quedaron allí sentados, Peach puso su cabeza en tu hombro y miraron las estrellas por un largo rato, cuando Toad habló para cenar, ella estaba dormida.

La cargaste hasta una cobija que Toad había colocado en el pasto, y la tapaste con otra, disfrutaste el resto de la noche cenando y hablando con Toad, se estaban volviendo buenos amigos.

Para acabar, te recostaste junto a Peach, la miraste dormir, se veía muy linda, sonreíste al cielo y te quedaste dormido.

Al día siguiente, sentías 2 manos en tu pecho, despertaste de golpe, Peach te estaba abrazando, y en tu otro lado tenías a Toad haciendo la misma acción.

— Rápido chicos, es hora de seguir con nuestro camino. —Te levantaste.

Ellos siguieron la acción, guardaron sus cosas y siguieron con el viaje.

Siguieron caminando por el bello paisaje, entraron a una zona llena de hiervas, había unas criaturas caminando, parecían ser amigables ya que no atacaban.

Había bloques [ ? ] Flotando, con ayuda de un mapa que sostenía Toad caminaban con seguridad, hasta que su camino fue interrumpido.

— ¡[T/N], cuidado! —Gritó Peach, tu ibas muy distraído caminando.

Toad te jaló de la mochila y te hizo retroceder, cuando volteaste la mirada, había una planta con dientes viéndote.

— ¡Finalmente una prueba! ¡No se preocupen, yo hago esto! —Gritaste, buscando un bloque amarillo con la vista.

— ¿Seguro que puedes? —Preguntó Peach.

— ¡Tu déjamelo, mi princesa, yo hago esto! —Corriste para saltar y golpear con un puño el bloque, una flor azul saltó de ahí y cayó en tus manos.— ¿Azul? Bueno, supongo que servirá.

Tu cuerpo absorbió el poder de la flor, tu vestimenta cambió a tonalidades azules y blancas.

Lograste generar una bola azul con tu mano, sin saber para que era, la lanzaste a un pequeño animal que iba caminando por ahi, se congeló en un bloque.

— ¡Genial, hielo! —Gritaste.

Corriste para tomar vuelo, saltaste sobre unos bloques flotantes y llegaste arriba de la Planta Piraña.

Ella trataba de morderte, tu la esquivabas con un poco de esfuerzo, finalmente diste un salto sobre ella y le lanzaste unas cuantas bolas de hielo, logrando congelarla, aterrizaste sobre el bloque de hielo formado en ella.

— ¡Lo hice! ¿Lo ven? —Dijiste feliz.

Peach y Toad te aplaudieron felices.

El bloque comenzó a irse de lado, lo que provocó que cayera, a su vez se rompió en pedazos y caiste al suelo.

Perdiste el poder recién adquirido.

Peach se acercó a ti con preocupación.— ¿Estás bien?

Te levantaste, como si nada hubiera pasado.

— No te preocupes, estoy muy bien, el camino está despejado, podemos seguir adelante.

Siguieron caminando ya con el camino libre, no hubo más problemas, poco a poco llegaban a su destino inicial.

Poco a poco te acercabas más a Peach, y ella hacia lo mismo, cubría su cuerpo con su sombrilla, y tú buscabas algo de sombra.

Sus cuerpos se fueron uniendo cada vez más, hasta que, sin pensarlo y darse cuenta, sus manos se sujetaron, ahora caminaban como una pareja, te encantaba.

Si tan solo ella te amara.








Peaches | Princesa Peach x TNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora