¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Kai observó cómo la multitud de personas corría, mientras que otros se encargaban de llevar el cuerpo sin vida de Momoka hacia la gran fogata.
El contrario vio como el cuerpo fue lanzado hacia las llamas, mientras que estás mismas consumían el cuerpo de la fémina.
Kai camino en silencio viendo como las personas se alaban viendo el paso de las otras llamas consumir todo lo que fue de la playa.
Tantos recuerdos malos como buenos para algunos.
Las personas veían en trance el fue derrumbado todo el edificio. Todo quedó en un gran silencio, solo se escuchaban las brazas de fuego explotar mientras se iba desvaneciendo todo a su paso y siendo consumido.
Desvío su mirada y busco donde se encontraba a Chishiya, pero no había rastro de el. Lo había perdido luego del gran escándalo que había armado Niragi y Aguni.
Aunque sabiendo que Chishiya lo estuvo vigilado desde que se habían separado.
Su mirada siempre en Kai, cuidandolo en silencio por si la cosas se salían de sus manos.
Por otro lado con algo de preocupación Kai se dispuso a buscarlo.
Camino de regreso a lo que ya no era la playa y vio dos siluetas a lo lejos. No podia distinguir por el fuerte humo, pero no le importo.
Se acercó lentamente y vio que se trataba de Chishiya junto con Kuina.
Kai se acercó por detrás suya.
—Eres duro de matar.—Dijo Kuina.
Kai río leve y se acercó a un lado suyo.
—¿Duro de matar? Parece el protagonista que nunca muere.
Dijo burlón Kai, Kuina al escuchar su voz se volteo para mirarlo y soltar un suspiro de tranquilidad.
Estaba muy preocupada por el luego de perderlo de vista.
—¿Tú dónde estabas? Me tenías preocupada.—Confeso Kuina y le dió un pequeño golpe en su brazo.
Kai solo negó sonriendo y se acercó a Chishiya, quien miraba concentrado la carta que tenía entre sus manos.
Era el 10 de corazones.
Chishiya se volteo para mirar a Kai directamente hacia sus ojos.
—Empiezo a pensar que es inútil juntar todas las cartas.—Informó Chishiya.
—Aja, lo sabía.
Kuina rodó sus ojos y negó.
—No, no lo sabías.—Le dijo ella.
Y se acercó un poco más al dúo y se cruzó de brazos para hablar nuevamente.
