𝑃𝑜𝑠𝑡 𝑇𝑒𝑛𝑒𝑏𝑟𝑎𝑠, 𝐿𝑢𝑥 [𝑆𝑒𝑣𝑚𝑖𝑜𝑛𝑒]

Capítulo 3○

Cuando Hermione regresó una semana después, lo encontró de pie junto a la caravana, fumando un cigarrillo. No parecía especialmente sorprendido de verla, la única reacción fue un ligero entrecerrar de ojos cuando ella se acercó a él. "No sabía que fumaba", comentó ella a falta de otra cosa que decir.

"Empecé cuando tenía catorce años", respondió él. "Luego me di cuenta del ataque de estupidez melodramática adolescente que era y lo dejé poco después. Volví a empezar en los últimos años de la guerra; después de todo, estaba muy estresado", añadió secamente. "¿Ha venido a hacer más preguntas, supongo?".

"Me temo que sí. Aunque todavía no se lo he contado a nadie más.¿ Es éste un buen momento?".

"Estos días no tengo más que tiempo libre", sonsacó. "Tendrás que esperar a que termine esto. No fumo dentro, y mis vecinos son todos veraneantes muggles que no deberían escuchar este tipo de conversaciones." Ella asintió y se apoyó en el lateral de la caravana, observándolo con el rabillo del ojo; tenía mejor aspecto que en su último encuentro, mucho más despierto. Al exhalar una fina columna de humo, sus ojos se clavaron en los de ella y se endurecieron ligeramente; ella apartó la mirada, reflejando que él parecía estar de un humor menos cooperativo.

Un par de minutos más tarde apagó el cigarrillo en el lateral de la caravana que tenía al lado y dejó caer la colilla en lo que parecía una botella de vino junto a los escalones, medio llena de agua. Dándose la vuelta, entró sin mirarla; reprimiendo un suspiro, ella lo siguió y cerró la puerta tras él, preguntándose si él había olvidado los buenos modales básicos en la última década o si nunca los había tenido.

"¿Qué más quieres saber?", preguntó él. La siempre presente radio estaba sonando cuando ella entró; él ajustó ligeramente el volumen antes de acomodarse en el sofá como antes. Ocupando de nuevo el otro sillón, Hermione echó un vistazo a la radio.

"¿Tenemos que tener eso puesto?".

"Sí", contestó él secamente, bajando de mala gana el volumen otra muesca antes de volver a mirarla con impaciencia. Al parecer, esta vez no iba a dar explicaciones tan fácilmente. "¿Qué más preguntas tiene, señorita Granger? Puede que tenga tiempo libre ilimitado, pero desde luego no deseo pasarlo hablando con usted."

"¿Con quién quiere hablar, entonces?", le desafió ella. "¿Quién cree que le encontraría?".

Su labio se curvó. "Supongo que fue una negligencia por mi parte no haber esperado que la insufrible sabelotodo siguiera acosándome", respondió él con amargura. Ella puso los ojos en blanco como respuesta, negándose a dejarse intimidar, y él preguntó con frialdad: "¿A qué se debe este repentino interés por mi vida?".

"No es repentino", corrigió ella en voz baja, intuyendo que se trataba de una pregunta importante. "Llevamos mucho tiempo buscándole. Cuando no se pudo encontrar ningún rastro, se abandonó la búsqueda, hasta que le vi en Londres y me di cuenta de que estaba vivo, y que podría ser más fácil encontrarle. Aunque no sé por qué... ¿Por qué ahora, después de todos estos años?".

Se encogió de hombros, sin mirarla. "Tengo mis razones".

"¿Por qué no acudio a nosotros antes?", preguntó ella en voz baja.

Snape puso los ojos en blanco. "Hasta yo admito su inteligencia, señorita Granger, aunque a regañadientes. Utilícela. ¿Cuál supone que habría sido la reacción si yo hubiera vuelto? ¿Aún conociendo por fin mis verdaderos motivos? Si no me hubieran ejecutado en el acto, habría estado en Azkaban en poco tiempo. Habiendo estado recluido allí después de la guerra anterior, no tengo el menor deseo de repetir la experiencia."

"De acuerdo", concedió ella. "¿Pero más tarde?"

"Las reacciones habrían sido las mismas. Y sin duda lo serán, una vez que decidas que tienes todas las respuestas y alertes al resto del mundo."