"Hay una alquimia en el dolor. Puede transmutarse en sabiduría, que, si no trae alegría, puede sin embargo traer felicidad."
- Pearl S Buck.A medida que pasaban las semanas, ella no estaba más cerca de comprenderle. Él seguía rehuyendo toda compañía, evitando las comidas y la sala de profesores; ella habló brevemente con los elfos de la casa y se enteró de que le llevaban ingredientes crudos a sus habitaciones y que él cocinaba por su cuenta. Estaba segura de que, aparte de sus alumnos, era la única persona con la que hablaba. Incluso con ella se mostraba siempre sarcástico y frío, como siempre había sido; cualquier pregunta que no quisiera responder era ignorada por completo o sólo recibía un insulto como respuesta. Ni por un momento había imaginado que de repente se abriría y se volvería cariñoso y amistoso -francamente, si eso hubiera ocurrido habría sido más aterrador que enfrentarse a Voldemort, y habría indicado un daño cerebral crónico-, pero dadas las circunstancias había pensado que podría haber cambiado un poco.
Y sin embargo, a pesar de su actitud invariablemente fría y desdeñosa, de vez en cuando se vislumbraba algo más. Una semana después de su primera conversación en el laboratorio, encontró una nota en su cama que decía, crípticamente: "Creo que tengo algo tuyo". Curiosa, fue a su habitación después de cenar y lo encontró tumbado en el sofá del salón, leyendo, con un Crookshanks que ronroneaba acurrucado en su regazo. Incapaz siquiera de hablar, se quedó en la puerta mirando cómo los largos dedos de Snape acariciaban distraídamente el pelaje pelirrojo detrás de las orejas de su mascota.
"¿Cómo ha entrado?", consiguió finalmente.
Sus ojos negros brillaron divertidos tras las gafas. "No tengo ni idea. En mi experiencia, sin embargo, es casi imposible impedir que un gato vaya a algún sitio al que desee ir particularmente."
"Siento si le ha molestado".
"No lo ha hecho. Me gustan los gatos", dijo él distraídamente, para sorpresa de ella. Sin saber qué responder, ella le vio quitarse las gafas y dejarlas encima de su libro, sobre la mesita que tenía cerca del codo. De todas las formas posibles de meterse en su cabeza, no había pensado en los animales.
"¿Has tenido alguna vez una mascota?", le preguntó en voz baja. Él negó con la cabeza, aparentemente absorto en el parpadeo de la luz del fuego sobre el pelaje de Crookshanks.
"No. Cuando era joven, mi padre no habría tolerado un animal, ni siquiera para las vacaciones, y sin duda alguno de mis compañeros de curso se habría opuesto a que yo tuviera un animal. Cuando daba clases... Nunca pensé en ello, para ser honesto. Las mazmorras no son realmente ideales para un animal, de todos modos; tu gato es el primero que se ha aventurado voluntariamente hasta aquí."
"Crooks considera todo Hogwarts como su territorio. Por lo visto, eso te incluye a ti", replicó ella, deseosa de que siguiera hablando. Él resopló suavemente; podría haber sido un truco de la luz, pero a Hermione le pareció ver que sonreía un poco. Te debo una golosina, bola de pelo. No eres un gato, haces milagros. "Deberías sentirte halagado. No le gusta la mayoría de la gente". Nunca había logrado descifrar los criterios de Crookshanks para su exigente amistad, pero evidentemente consideraba que Snape valía la pena.
"Espléndido; yo tampoco. Nos llevaremos de maravilla", respondió él con sarcasmo, y ella se mordió el labio para contener la risa."¿Cómo has entrado en mi habitación para dejar la nota?", preguntó ella, más curiosa que preocupada. "¿Es de la misma forma que accedes al despacho de Minerva?".
"Sí."
"¿Puede hacerlo alguien más?".
"Sí."
Se quedó pensativa un momento. "¿Puede hacerlo cualquiera?".
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𝑃𝑜𝑠𝑡 𝑇𝑒𝑛𝑒𝑏𝑟𝑎𝑠, 𝐿𝑢𝑥 [𝑆𝑒𝑣𝑚𝑖𝑜𝑛𝑒]
Fanfiction"Tras la oscuridad, la luz". Un encuentro fortuito diez años después de la guerra puede no ser sólo una coincidencia, y puede llegar a tener consecuencias muy trascendentales. Una historia de muchas cosas, pero sobre todo de curación. #Sevmione SS...