09| Cereal en vaso

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8:00 a.m.

Ayer le dije a mamá que estaba bien si ella y papá dejaban de preparar mi desayuno, que yo era muy capaz de hacerlo, y que eso también me ayudaría a mantenerme ocupada. Aunque ella se negó al principio, puesto que era necesario mantener la rutina para mi vida diaria, al final consintió en dejar que yo lo hiciera.

Bajé con At a la cocina un rato después de despertar. Él estaba muy contento y fue directo a tomar el desayuno preparado, como fue costumbre hasta ese día.

—¡Macky! ¡Auxilio! —exclamó mi amigo, quien no podía creer lo que veía, o lo que 'no' veía. Giró sobre la mesa y la rodeó.

—Por cierto, le dije a mamá que ya no debía preparar el desayuno —informé, yendo a lavarme las manos. At me paró en seco poniéndose delante de mí.

—¡¿Cómo te atreviste?! —puso sus manos en su cabeza, luego se giró de cabeza y ahora caminaba ansiosamente en el techo—. ¿Qué haremos ahora? ¡Me moriré de hambre!

—Ayer también compré un recetario de cocina camino a casa, aprenderemos a hacer el desayuno, mira, la dejé por aquí... —busqué mi pequeño recetario, estaba segura de haberlo dejado a un lado de la licuadora, y ya no estaba—. Aquí estaba. ¡At! ¡No está! —puse mis manos sobre mi cabeza y revolví mi cabello—. ¡Nos moriremos de hambre!

—¿Macky? ¡Tú no puedes entrar en pánico, tienes que resolver! —exclamó, bajando un poco para quedar frente a mí, de cabeza.

—¡Ese recetario era nuestra única salvación! —respondí.

At se sentó en el aire y rebuscó por la cocina algo que pudiera servir, arriba del refrigerador encontró algo que le interesó. —¡Ve esto! Encontré la solución —dijo en tono cantarín, tomó una caja de cereal y bajó para mostrármela, colocándola al lado de su cara.

—¡Oh! Cierto, podemos comer cereal —dije, más relajada—. Buena idea. Es una solución de emergencia.

—El reto aquí... —dijo, sombrío—, ¡será prepararlo!

—Por favor, sólo hay que...

At leyó con atención la parte trasera de la caja. —¡Shh, shh! ¡Lo tengo! Aquí dice "agregué en un recipiente y aplique leche" —recitó.

—¡Claro que no dice eso! —repliqué, traté de quitarle la caja para corroborarlo y no me la dio, pero se rio de mí.

—Síentese, madame, le serviré un desayuno gourmet en un momento —hizo una reverencia y jaló una silla para cederme el asiento. No pude evitar divertirme, me senté.

—Gracias, gentil caballero —seguí el juego.

A continuación, At revoloteó por la cocina, meneando su colita a cada movimiento, sacó la leche del refrigerador, agachándose considerablemente, ya que sus pies nunca tocaban el piso, también buscó un par de vasos de cristal y los colocó en la mesa. Sirvió, con cuidado el cereal en cada vaso y, al final, agregó leche.

—¿No se haría mejor en un plato hondo? —opiné.

—No cuestiones al chef —habló, concentrado en su labor.

—Pero...

—Yo no te digo cómo vivir tu vida —interrumpió, entrecerró los ojos, lo hice también, observando cómo deslizaba mi porción delante de mí.

"¡Macky, el vestido rosado se ve mal con la chaqueta verde! ¿Bufanda en agosto? ¡Estás loca, hacen veinticinco grados!" —Imité su voz para probarle que siempre me decía qué hacer.

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