Si, acepto

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Las palabras de Bowser resonaron en la mente de Luigi quien no terminaba de entender cómo es que terminó envuelto en todo, y mucho menos entendía que tenía que ver su hermano con una princesa que aún ni siquiera conocía, pero entendió que si no hacía algo pronto, todo se pondría peor.

      –No tienes porque ser el villano en la historia, yo puedo ayudarte, soy un completo rompecorazones– mintió, –Las chicas caen rendida a mis pies, si me dejas ayudarte, juntos podríamos conquistar a la princesa, ya no tendrías que hacer nada de esto y podrías ser feliz gobernando con ella a tu lado– propuso notando como su oferta despertaba cierto interés en Bowser.

      –¿Es cierto eso?, Já, ¿Realmente crees que soy tan estúpido como para creer que un humano de tu estilo tendría chance con alguna chica?– preguntó incrédulo soltando una carcajada, devolviendo el marco al lugar de donde lo tomó.  –Si tú logras que la princesa me acepte como su esposo, te daré mi reino a cambio– propuso desafiante, sabiendo que faltarían años para que algún consejo proveniente de él pudiese serle de utilidad. –Si no es así, ten certeza de que jamás te irás de aquí.–

      –¿Cómo?– preguntó el castaño, siendo repentinamente liberado por el otro, quien con una de sus garras soltó las cuerdas que amarraban sus manos. –E-Esta bien, haré lo que me pidas– respondió Luigi levantándose rápidamente del suelo, sacudiendo su ropa un poco. –Verás que en un tiempo la princesa será tu esposa y serán muy felices– afirmó con un poco de timidez, no estaba seguro de querer tomar esa responsabilidad, pero fingir mientras se le ocurría otro plan resultaba mejor que seguir en la celda, al menos ahora podría moverse por el castillo, o eso creyó.

      –¿En un tiempo?, tienes solo una semana, si en siete días la princesa no tiene un anillo mío en sus manos... –Bowser miró fijamente a Luigi, quien asintió con la cabeza. –Y no creas que podrás irte así sin más, no intentes escapar– ordenó caminando hacia un mueble para sacar un pequeño cofre. –Tenia este presente para Peach, en caso de que ella voluntariamente decidiera quedarse, pero supongo que será para ti– comentó sacando una delicada gargantilla de diamantes rojos. –Esta hechizado, si sales fuera del perímetro del castillo van a pasar cosas que prefieres no saber– informó mirando la joya con una sonrisa algo sádica.

      –U-Una semana– repitió casi por inercia, tragando con dificultad al momento que asentía en silencio nuevamente. Sintió como la piel se le erizaba al oír la advertencia, mas cuando el otro volvió a acercarse para colocarle aquel collar que simbolizaba, en cierto modo, que ahora él era de su pertenencia, como si desde ese momento fuera su nueva mascota. –Es algo incómodo– se quejó no pudiendo evitar llevar una de sus manos al cuello en un intento de acomodarlo.

      –¿Prefieres la celda?, puedo enviarte de vuelta cuando quieras– respondió el rey sin prestarle mas atención, sentía algo extraño en el estómago al verle usar algo que había pensado para su princesa. –Vete de aquí, necesito privacidad– ordenó en un suspiro, volviendo de golpe a la realidad a la que se enfrentaba hace un rato.

      –NO– respondió el humano casi en un grito ante la posibilidad de volver a la celda. –¡C-claro que no, es mas, ya me voy, no te preocupes!– afirmó encaminándose a la puerta del dormitorio, posando su mano en la gran estructura de metal que resultaba ser la manilla. –Pero, ¿Dónde se supone que vaya?– preguntó volteando la cabeza en espera de una respuesta, notando entonces como el otro simplemente se acomodó en el suelo frente a un gran ventanal.  –Hey...– llamó suavemente al ver que el otro no le estaba prestando atención.  –Hablo en serio, es decir ..–aclaró un poco su garganta, –no conozco el lugar, ¿donde se supone que debo ir ?– preguntó acomodándose  la gorra un poco, estaba realmente tenso.

      –Solo vete, no me importa, te dije que necesito estar solo– ordenó con una voz suave pero firme, intentaba relajarse con el paisaje que tenia frente a él, pero la presencia ajena zumbándole en el oido solo le irritaba.

      –Genial, bien, okay–  respondió bajando los nervios, enfocándose entonces en salir de ahí, tomando la manilla de la puerta con ambas manos para abrirla, no logrando moverla siquiera un centímetro. Siguió forcejeando con todas sus fuerzas pero incluso eso resultó inútil. –No quiero molestar, pero... No puedo abrir– dijo el humano casi en un susurro, lo que terminó por colmar la paciencia de Bowser quien se levantó furiosamente, cortando la cercanía entre ambos.

–¡¿Y A CASO ESE ES MI MALDITO PROBLEMA?!– le gritó con molestia, sobresaltando a Luigi, quien tomó distancia de este, quedando totalmente pegado contra la puerta.

–En parte si– respondió con la respiración algo agitada, la cercanía con el otro lo ponía bastante nervioso. –¡D-DIGO!...S-si quieres que me vaya, necesito que abras, de lo contrario, no puedo hacerlo– argumentó evitando el contacto visual, sentía que incluso solo con mirarlo podría lastimarlo si se lo proponía.

–Humanos, son tan estúpidamente débiles– masculló abriendo la puerta con total facilidad, –Fuera de mi vista, cuando yo te necesite te enviaré a buscar, por ahora solo quédate dentro del maldito castillo– ordenó exhalando humo por la nariz, esperando impaciente a que el enano verde saliera para luego cerrar violentamente la puerta.


Fue solo entonces que Luigi quedó a merced de la oscuridad de aquellos pasillos, y sin linterna ni Mario, solo le quedaba rezar.



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Notas:

ESTOY demasiado entusiasmada con esto, realmente quiero mucho poder seguir avanzando, pero el trabajo y mis otros proyectos me consumen demasiado tiempo, lamento si la calidad de este capitulo no es lo esperado, prometo que cuando establezca la premisa todo será mejor!

Medianoche [R18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora