ME CREARON DUDAS

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Otro día más que aguantar, era sofocante, solo esperaba que acabara todo de una buena vez. Gato; quien tenía tonos naranjas, blanco en la parte del pecho y patas y ojos verdes cual esmeralda; se encontraba escuchando los caprichos de Dulcinea, una gata blanca con ojos azules, pero opacos. Ella no era nada de Gato, sin embargo; como se conocían desde pequeños; se enamoró perdidamente de él, pero para su desgracia no fue correspondida, y todo tenía un por qué.

- ¡Entiende que te amo Gato, porque es tan difícil para ti aceptar que también sientes lo mismo! - dijo ella perdiendo la paciencia.

- Porque no es cierto Dulcinea, entiéndelo, me sofocas demasiado y eso que no te mando a la misma mierda por respeto y cariño que te tengo - manifestó el gato naranja tratando de permanecer sereno para no empeorar aquella situación.

- ¡Ja! Me tomas el pelo de tonta, ¿verdad? - indico esta con toda la rabia encima.

- Claro que no Dulcinea, pero, entienden ya amo a alguien más- expuso finalmente.

Dulcinea se quedó callada, ya que sabía a quién se refería, y si Gato de atrevía a decirle ese nombre otra vez mientras le restregaba en la cara que no la quería estallaría.

- Gracias por tu comprensión - respondió ante su silencio - Déjame en paz, quiero ser feliz al lado de quien amo realmente, búscate una vida y deja de joder la mía y la de ella.

- Esa maldita me las pagara Gato, te lo aseguro - Dijo la gata blanquecina cabreada - Que mierda le viste a...Kitty... - No quería escuchar ese nombre, y hasta lo decía a duras penas, le resonaba en la mente ese arrogante rostro de a quien ella llamaba una ladrona, ya que fue quien se robó el corazón de su Gato.

- Escúchame bien Dulcinea - diciendo esta última palabra con un tono irónico - Si me llego a enterar que le sucedió algo, no dudare en buscarte y hacerte pagar todas las que nos has hecho, que te quede bien en claro. - dijo concluyente dándose vuelta para marcharse de ese ambiente tenso y desagradable.

Dulcinea estaba que echaba fuego desde sus ojos, tenía mala cara, sabía lo que haría y nadie se lo impediría.

- Juro que voy a borrarla del mapa, definitivamente - dijo segura y determinada mientras sonreía de forma altanera y maliciosa.

...Te preguntarás, ¿cómo empezó esto?, pues regresemos al pasado para ver cómo llegaron hasta este punto...

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Apenas estaba iluminado el cielo cuando Gato se levantó de la cama dando un brinco por tremendo susto que le dio la alarma, le indicaba que debía ir a trabajar, pero él no quería, no porque no deseaba, sino que el cansancio le rogaba quedarse en cama. Su oficio era de mozo en una taberna, el jefe de este se llamaba Alex, quien era su mejor amigo, se tenían tanto cariño y estima que se llamaban hermanos, aunque no lo fueran de sangre.

El gato naranja no perdió tiempo y se aseo lo más rápido que pudo, pues no deseaba llegar tarde. Se encamino al trabajo con cierto apuro.

En el transcurso no pudo evitar chocar con alguien, que de igual manera estaba distraída. Gato estaba algo molesto por el golpe que provoco la caída, sin embargo, se levantó para socorrer a la gata que estaba en el piso, también algo adolorida. Abrió los ojos de asombró al reconocer aquel pelaje blanco y ojos azules, sin dudas era quien estaba pensando.

- ¿Dulcinea? - pregunto el gato naranja.

Ella con cierta curiosidad levanto la mirada para observar al sujeto que sabía su nombre, aunque reconoció la voz, y al mirarlo sus sospechas fueron ciertas.

INTRUSO DEL PASADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora