INTRUSO DEL PASADO

PLAN B Y RESCATE

Gato estaba delante de su novia con Alex.

- Hola amigo, que tiempo, la última vez que te vi me diste una muy cálida bienvenida.

- No seas hipócrita, ibas a lastimarla.

- Como te dije, no le haría nada que no le gustase.

- ¡Voy a matarte!

Alex se abalanzó al gato gris atigrado, sus ojos dorados fulminaban al gato de tonos dorados y ojos escarlata.

Los colores de sus iris combinaban a la perfección.

Gato lo agarró a tiempo, pero con algo de dificultad. Nunca había visto así de enojado a su amigo, solo cuando algo le salía mal en el trabajo, pero este no era el caso.

- ¡Alex que sucede! – Kitty pidió una explicación, reconoció a ese gato de la taberna, fue quien quería acostarse con Emma, y si él dijo que quería lastimarla, no cabía la menor duda que se referían a su preciada hermana.

- ¡Tú los soltaste! – gritó Alex.

- Exactamente colega, que rápido piensas.

- ¿Qué carajos? – Gato estaba confundido. Cuando no le importaba una persona se olvidaba de esta.

- No quiero problemas – el gato salto al caballo y volvió a captar la atención de los cuatro, en especial de Emma y Alex – por cierto, Jack te espera con ansias Kitty, que pena que no tengas esto – mostró que tenía en su poder el plan – A ti también te espero hermosa – el gato garró fuerte las mejillas de Emma y le dio un rápido beso, yéndose sin más.

Esto era el colmo.

- ¡Como te atreves desgraciado! – gritó con todas sus fuerzas Alex, pero el anónimo gato estaba demasiado lejos.

Kitty corrió a Emma.

- ¿Estás bien?

- Sí, creo que sí, pero ahora tendré que lavarme por cada segundo del día la boca – bromeó. Emma nunca perdía la chispa.

Ambas rieron un poco.

- Estamos jodidos, no lo escuchamos, no lo sentimos, ¡nada!

- Cálmate Alex, todo saldrá bien.

Alex la miró. Típico, lo enternecía con esos ojos verde agua, los amaba.

- Solo nos queda ir y darle la riña. No dejaremos que se salga con la suya. Plan B – dijo Kitty con una inmensa sonrisa.

Debía admitir que no le gustaba en plan A, era aburrido y pacífico a la primera. Pero ahora, de inicio a fin abría emoción y movimiento.

- ¡Así se habla!

Mandaron al carajo en plan principal.

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Los cuatro gatos estaban decididos, se apoyarían hasta el final.

- Lucas, ahora que lo pienso, ¿La carreta ya no servirá?

- Si mi querida Emma.

Las gatas notaron el todo decaído de su padre.

Kitty se acercó a Emma.

- Deberíamos ver qué le sucede – susurro.

- Tienes razón, aunque lo más probable es que esté preocupado por nosotras.

- No creo.

- Que sí.

Emma miro enojada a Kitty y ella hizo lo mismo.