Baby Thoughts [FLIPORIANA]

06

"Entonces papi Mariana estaba llorando porque está enfermito, le gritó a papá Slime que estaba muy caliente y me asusté un poquito, no entendí todo muy bien pero cuando me di cuenta ya estábamos en el brumbrum y papá me trajo hasta acá"

― ¿En serio? ― exclamó Spreen con su mayor expresión de sorpresa fingida, ante el bebé que se mantenía balbuceando incoherencias, lo cuál le causaba gracia.

"¡Si! pero valió la pena porque me trajeron a tu casita"

― No te creo ― siguió el juego el mayor, haciendo al pequeño sentirse ofendido ante la incredulidad.

"Mirame tío Spreen ¿Tengo cara de bebé mentiroso?"

― Aww tú también eres lindo ― y allí había muerto la magia, el omega se levantó de a silla dónde estaba sentado para caminar a la cocina, ya estaba en las horas que Juan debía comer.

Tomó los suplementos del bolso e intentaba colocar el agua a hervir, más con el pequeño en sus brazos era un poco difícil.

"Te convengo tío Spreen, cuando tío Roier ya esté viejo yo apenas estaré en plena juventud y seguramente estaré muy guapo"

Juan se aferraba al cuello de la camisa del omega, pues sentía como este perdía un poco la fuerza del brazo que lo sostenía, así que esperaba no caer.

― Yo puedo sostener a Juan si quieres ― la voz del querido tío Roier resonó en la cocina, haciendo al omega voltear de inmediato.

"No gracias bro, me amo a mi mismo y todavía tengo mucho por vivir antes de caer en tus manos"

― Te lo agradecería ― contestó el atareado Spreen, que tenía un poco de miedo de encender la cocina con el bebé en brazos.

Roier se acercó a tomarlo, Juan se resistió un poco tirando de la camisa de Spreen, pero finalmente fue arrancado de sus brazos, y este lo cargaba como cualquier cosa menos un bebé. ¿Dónde había quedado la delicadeza para con el bebé mimado? el mayor se sentó sobre la alfombra afelpada de la sala y sentó al niño frente de él.

Juan tomó un zapato que estaba allí tirado comenzado a jugar, manteniendo una coartada de bebé inocente, que pues, no lo era del todo. Roier lo miraba atentamente, como si estudiara su comportamiento.

― ¿Pensaste que no me daría cuenta? ― habló el mayor hacía él, mostrándole una linda sonrisa.

"¿De qué o qué?"

― Ni siquiera tienes un aroma especifico y dejaste a Spreen impregnado de tu aroma a bebé, ¿Cómo es que buscas marcarlo con tu olor? ― estaba acusándolo, había sido atrapado esta vez ― ¿Eres una clase de bebé superdotado o algo por el estilo?

"No lo sé bro, tú dime"

Juan hasta ese punto tenía una cara de total aburrimiento mientras oía a su tío Roier hablar, es que ¿Cómo se atrevía él a juzgar a un bebé en su sano juicio? el pequeño simplemente siguió jugando con el zapato agitándolo de arriba a abajo acompañándolo de balbuceos.

― Pero recuerda que yo siempre seré el favorito de Spreen ― dijo y para Juan aquello era una clase declaración de guerra.

"¿Ah sí?"

Formo un tierno puchero con sus labios, sus mejillas abultadas comenzaron a tornarse rojas, su puchero empezó a temblar.

― ¿Qué...?

Y fue allí que soltó el llanto, llorando como si algo le hubiera pasado, alertando de inmediato al omega en la cocina, que afortunadamente ya había terminado con su misión de preparar el biberón del bebé. Spreen se apresuró a llegar a la sala, observando al pequeño Juan sollozar incontrolable y Roier en frente sin saber que hacer.

― ¿Qué le hiciste, Roier? ― preguntó preocupado yendo a tomar al pequeño, haciéndolo de inmediato, no hace falta decir que se había calmado rápidamente. Spreen limpió sus lagrimas ― Own ¿Qué te hizo el tío? tío malo.

― ¡Yo no hice nada! ― reclamó el chico, pues por supuesto que era libre de culpa. Miraba como su omega dejaba besos en el suave cabello del pequeño malcriado.

Spreen simplemente dejó que Juan recostara su cabeza en su hombro y le dio la espalda a Roier, para ir a sentarse a un lugar cómodo donde pueda darle de comer al bebé.

Roier pudo ver de primer plano el rostro feliz del bebé, destilando inocencia, pero era difícil creerlo, el niño era el mismo demonio.

"¿Cómo te quedó el ojo tío Roier?