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El bebé estaba sentado sobre la suave alfombra que adornaba la sala del lugar, rodeado de varios juguetes que lo mantenían distraído mientras su papi cocinaba el almuerzo y no tenía idea de donde estaba su papá. Estaba un poco aburrido ya, quería que su papi lo tomara en sus brazos para asó poder acurrucarse en su pecho, llenándose de su olor materno, así que decidido soltó el juguete que estaba llevando a su boca en ese momento, necesitaba llegar a donde papi Mariana estaba. 

"¿Cómo puedo llegar hasta allá? Uhm, creo que ya sé, hay que intentarlo" 

El pequeño colocó las palmas de sus manos contra la superficie de la alfombra, primero una manito y una piernita, luego la otra, como su papá le había explicado, no era tan fácil como parecía ser, pero no se rendiría, necesitaba llegar a donde papi estaba, todo se trataba de determinación. 

Mariana, que hasta ese momento estaba inmerso en hacer el almuerzo sintió una sensación extraña al no oír los balbuceos de Juan, y pues como muchos bien saben, cuando los bebés están en silencio es porque algo pasa o algo están tramando, así que no lo dudó ni por un segundo, caminando a paso rápido fuera de la cocina, curioso por saber lo que el pequeño cachorro había, estando ya en la sala no estaba preparado para lo que presenció. 

Estaba intentando gatear, su bebé estaba intentando dar sus primeras gateaditas. 

― ¡Bebé! ― exclamó. exaltando al pobre cachorro que intentaba avanzar con algo de dificultad, sus pasos fueron rápidos hasta llegar cerca del pequeño ― Tú puedes amor, ven con papá. 

"Uh, que bueno que llegaste, creo que no iba a poder llegar" 

Se colocó de cunclillas a una distancia un poco corta pero considerable, estando allí extendió sus brazos, listo para recibir al pequeño y llenarlo con un montón de besos, orgulloso de cuan inteligente era su bebé y lo rápido que estaba creciendo. 

Claro que no contó con que el pequeño al verlo decidiera sentarse, ya que ¿Para qué esforzarse si ya papi estaba aquí? 

― Hey, Juan ― llamó nuevamente su atención, chasqueando los dedos esperando que el ruido le atrajera ― Ven bebé, papá te quiere abrazar.   

― Pa... ― balbuceó, si lo quería abrazar era solo venir a hacerlo, ¿Por qué no lo hacía? 

"¿Te quedaste pegado al suelo, papi?" 

Mariana suspiró, pensó en las cosas que tenía en la cocina y cálculo que no necesitaría de su vigilancia por unos cuantos minutos, pero Juan no parecía querer complacer para los deseos de su padre, distrayéndose con un sonajero a su lado. El omega hizo un puchero, estaba seguro de que iba a presenciar uno de los mementos más importantes de la corta vida de su cachorro. 

Fue cuando pensó en una idea, la manipulación no debería ser la primera opción, pero en ese caso... 

― Oh, que lástima que no quieras venir ― intentó sonar lo más convincente posible ― porque estaba pensando en que ya es tu hora de comer. 

El pequeño en ese momento no prestaba atención, las luces que emitía su sonajero eran más importantes, estaba intentando comerlas, pero era imposible.  

― Y que podrías tener tu preciada leche. 

"¿Leche dijiste?" 

Juan balbuceó y su papi pensó que era casi como si estuviera contento, entonces volvió a apoyar sus manitos sobre el suelo, porque vamos, cada vez obtenía menos leche, no podía rechazar una oferta de esas, así que con todo su esfuerzo intentó de nuevo. 

"Vamos, Juanito, tenemos que conseguir esa leche" 

Su padre omega sonrió complacido, no podía creer como el pequeño había entendido a la perfección y estaba tratando de llegar hacía él, no cabía duda de que había sacado su intelecto.

― Ya estás cerca, bebé ― animó Mariana, aplaudiendo ya sentando en el piso. 

No era un ritmo constante, pero estaba avanzando, estaba logrando el objetivo y aquél omega en frente de él no podía estar más emocionado, aplaudiendo y alentando a su pequeño para que llegara a su meta. Ya estaba a nada, dos pasitos más y lo hizo, estaba tocando las manitos de su papá. 

― ¡Lo hiciste! ― celebró el mayor llenando su carita de besos al instante, haciéndole cosquillitas y felicitándolo ― papá estará tan feliz como yo, no puedo esperar a que llegue.  

Mariana se levantó del suelo, con el pequeñín en brazos, necesitaba atender la cocina así que lo sentó en su mecedora en cuanto revisaba que todo estuviera bien con su comida. 

― Espera ahí, ya vuelvo, prepararé un delicioso pure de papas para ti. 

"Y entonces... ¿La leche?"

Baby Thoughts [FLIPORIANA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora