niño enamorado

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— Está decente.

Dice Roberto una vez que entramos al hotel.

— ¿Bromeas?, es un hotel diamante, ¿Tienes idea de cuánto cuesta la noche en un lugar como este?

Diego se ve bastante sorprendido por todo lo que nos rodea.

— ¿Crees que compartamos habitación? - susurra Roberto, aprovechando que Diego se encuentra reuniendo al resto del equipo.

— Quizás, sino, puedes venir a mi cuarto en la madrugada y pasar la noche juntos - sonrió.

— Me agrada la idea - besa mis labios.

— ¿Qué dije sobre las muestras de afecto?

Juan se interpone entre ambos con una sonrisa relajada.

— ¿No puedes dejarlo pasar por ser un viaje del trabajo? - Roberto y yo mostramos nuestra mejor sonrisa inocente para que Juan no le diga a Diego.

— Espérense a que estén en su habitación, no creo que a los demás empleados les encante la idea de ustedes dos besándose románticamente.

— No seas amargado Juan - golpeó su hombro - Tal vez en esta semana puedas animarte a invitar a salir a Ari, ¿No crees?

Nuestras miradas se conducen a la chica bajita del departamento de Marketing de la cual Juan estaba perdidamente enamorado desde que entro a trabajar hace un par de meses.

— No trates de distraer mi atención - entrecierra sus ojos - Solo eviten besarse cuando Diego esté cerca o los va a regañar peor que yo.

— ¿Se supone que fue un regaño? - pregunta Roberto riendo.

— Eres horrible - responde Juan.

Se aleja de ambos después de darnos otra advertencia y de inmediato Diego se acerca a nosotros, nos extiende dos pulseras y una tarjeta.

— Los brazaletes son la llave para acceder al cuarto y la tarjeta tiene dinero para que compren cosas personales si es que olvidaron empacar algo.

— Gracias jefe - respondemos ambos.

— Será mejor que vayan a descansar, mañana es el ensayo de la ceremonia y tenemos un largo día por delante para preparar todo.

Nos envuelve en un cálido abrazo y se aleja en la dirección opuesta acompañado de su novia.

— Primero las damas - menciona con una sonrisa.

Avanzamos por largos pasillos, entramos a un elevador y después de varias vueltas más llegamos a la habitación que ambos compartiríamos.

— Voy a darme una ducha, ¿tú? - pregunta el castaño quitándose la playera.

— Después de que salgas - respondo.

— Bien, no tardo.

Cierra la puerta del baño y de inmediato escucho el agua de la regadera caer.

— ¿Podrías pasarme mi crema y todo eso?, se me olvidó.

El eco del baño resuena con fuerza aún fuera del cuarto.

— Voy.

Me levanto de inmediato y encuentro una pequeña bolsa repleta de cosas de baño al principio de su maleta. Al levantarlo percibo debajo un sobre de papel color café, la tonalidad me recuerda a las notas que el castaño ha utilizado para responderme en los últimos años. La sostengo entre mis manos y con mucho cuidado la abro para poder leer las hojas qué hay dentro.

— Iba a espera a mañana para que dártelas, pero como ya las encontraste supongo que no importa si las lees ahora.

— ¿A qué te refieres?

kid in love; roberto ceinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora