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La muerte de Ragnar Lothbrok sacudió a todo Kattegat, e incluso más allá de eso, sacudió a toda Escandinavia, personas de diferentes lugares fueron a vengar la muerte de uno de los más grandes vikingos de todos los tiempos, Noruega, Dinamarca y Suecia fueros algunos de los que acudieron a apoyar la venganza y no era para menos, en su momento Ragnar Lothbrok fue considerado el rey de los vikingos y su muerte a manos de los reyes Ecbert y Aelle no fue más que la gota que colmó el vaso. Los hijos de Ragnar obtuvieron su venganza contra ambos reyes, pero ese no fue más que el comienzo de las cosas tras su incursión a Inglaterra...
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—El rey Aelle y el rey Ecbert fueron derrotados, ambos están muertos, fueron los Vikingos— Comentó repentinamente William durante el desayuno, con claro despreció por los nórdicos.
Agnes levanto la mirada y miro a su esposo, con preocupación evidente, por su parte Rachel simplemente se mantuvo al margen de la conversación mientras cuidaba de la pequeña Brida y Albert, quienes llevaban algunos días enfermos y con fiebre alta, por los síntomas que presentaban para Rachel significaban una simple gripa, pero el no tener como tratarla más que con paños húmedos se hacía difícil que se mejorarán pronto.
—¿Crees que estaremos bien?— Preguntó la mujer rubia con evidente preocupación —Elizabeth me ha dicho que siguen sin encontrar a Hal y Henry, van para tres días que los niños no aparecen.
—No creo que ataquen York, estamos protegidos detrás de los muros, técnicamente este pueblo es como un fuerte y en cuanto a esos niños probablemente algún animal salvaje se los llevo— Dijo el hombre con clara indiferencia por la desaparición de los niños.
Agnes no dijo más pero la mirada de reproche y desaprobación estaba en sus ojos azules.
—No me mires así mujer— Se quejó William —En vez de quejarte deberías estar preparándote, hoy se celebra la asunción y tenemos que ir a la iglesia.
Agnes desvío la mirada claramente molesta de su esposo para enfocarla en Rachel quien hasta el momento solo se había mantenido al margen de la discusión, como por lo regular lo hacía al menos que se le pidiera la opinión.
—¿Estarás bien cuidando a Brida y Albert?— Preguntó con suavidad la mujer, y con esa mirada maternal que la mujer poseía. Agnes era una mujer hermosa, aún era joven, era rubia y de ojos azules, con un cuerpo claramente envidiable para el resto de las madres del pueblo.
—Si, ustedes pueden ir, yo me quedaré cuidandolos y seguiré bajando sus fiebres— Respondió ella y le dedicó una sonrisa tranquilizadora a la mujer que le fue devuelta por una sonrisa cansada de esta.
—¿Ves? Rachel estará bien cuidandolos, tenemos que irnos o se nos hará tarde— Comentó el hombre, William, era un hombre de aspecto delgado y complexión media, de cabello castaño y desarreglado, de ojos azules, era un comerciante y granjero por lo que por lo regular no estaba en casa.
