La tristeza que alguna vez había estado en el corazón de Quackity se había transformado en ira y venganza, al principio esos dos sentimientos habían estado ahí pero solo eran como unas pequeñas agujas que solo se sentían por un breve momento pero justo ahora se habían abierto camino hasta expandirse en su totalidad.
Su mente había dejado de razonar y su corazón había dejado de sentir cualquier pizca de amor que aun le quedaba. Hace solo unos cuantos días había perdido a su hijo y justo ahora sabia que otro niño había llegado a este mundo. Era gracioso pensar como los dioses podían solo crear un nuevo niño y dejarlo, pero no se apiadaron de el y al suyo se lo arrebataron, no le dejaron enmendar sus errores pasados, sabia que no había sido un buen padre pero quien lo seria en este mundo, era su primera vez siendo padre y realmente no sabia como expresar sus sentimientos apropiadamente por lo que siempre había parecido frio, distante y en algunas ocasiones indiferente pero aun así el amó con toda su alma a ese pequeño niño que con solo unas palabras se había ganado su corazón.
Se maldecía el día en que lo había dejado, se maldecía en haber confiado, se maldecía en no haber hecho nada para poder evitar lo que sucedió, fue solo un momento, un descuido y ahora el ya no estaba. Cuando lo supo no quería creerlo pensó que le estaban haciendo una broma y que Tilin saldría de un arbusto asustándole pero no fue así, una tumba fría y gris le dio la bienvenida.
Sin pensarlo dos veces con sus manos tomo la tierra fría y empezó a cavar, sacaba la tierra de amontones, la voz de su amigo pidiéndole que se detuviera solo era un eco en sus oídos, tenia que verlo con sus ojos, no quería creer en nada hasta que pudiera verlo el mismo, siguió de esa manera haciéndose daño con las pequeñas piedras que se encontraban en ese lugar, sus manos se tiñeron de rojo y la tierra se escurría debajo de sus uñas hasta que por fin después de horas toco una pequeña caja de madera , era tan pequeña que no podía pertenecer a un adulto, era justo del tamaño de su pequeña niña.
"-Roier es mi papá- protesto Tilin.
-no vuelvas a decir esas pendejadas frente a mi- tomo a Tilin de la barbilla- entiéndelo el no es nada para ti, yo soy tu padre.
-pero no lo has sido durante todo este tiempo- unas cuantas lágrimas caían por sus mejillas, lo estaba lastimando.
-yo su tu padre y se acabo-lo soltó- desde este momento no lo volverás a ver hasta que entiendas que yo soy tu padre- tomo entre sus dedos el listón rojo que adornaba el cabello de su hija- y te aseguro que si lo vuelvo a ver cerca de ti no será el quien pague las consecuencias- con eso último salió de la casa dejando una vez más solo a su hijo."
El viento se volvió mas frio, sus manos temblorosas acariciaron aquella madera helada, la lluvia empezó a caer sobre ellos.
"-te prometo que algún día así será entre nosotros- señaló a los demás padres con sus hijos- te lo prometo hijo, se que no he sido un buen padre pero ya veras que te daré el mejor día de tu vida, nos divertiremos juntos y haremos todo lo que quieras, solo tu y yo"
Y así como si fuera un vaso su dolor se desbordo, las lagrimas comenzaron a caer sobre la madera manchandola, los recuerdos comenzaron a danzar en su mente cual disco rallado, se repetían una y otra vez trayendo en cada uno de ellos la voz de su pequeño diciéndole cuanto lo amaba, llamándolo padre, aquella última vez que lo vio, aquellas palabras que dijo, aquel dolor que pudo ver en sus ojos junto al miedo.
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Solo se necesita de uno
Hayran Kurgu¿Por qué si el mío no está los demás deberían? Advertencias. -Esta historia se creó a base de entretener por lo que no tengo nada en contra de los involucrados en la historia. -No está al 100% pegado al lore actual por lo que tiene parte de mi escén...