[Naruto] Un ojo, lleno de sabiduría

Capítulo 18: ¡OMAKE BREAK! ¡El secreto de Kakashi!

"Entonces, escuché que nadie te ha bebido nunca debajo de la mesa", exigió una voz desde detrás de su asiento en la barra.

Kakashi se giró en su cabina, donde había estado discutiendo futuras posibilidades de entrenamiento con Kurenai, y miró a la mujer sentada detrás de él. La chica era más baja que él, con una masa de cabello púrpura recogido hacia atrás y atado al azar. Ella le sonreía desde el otro puesto, y Kakashi notó que había más de un recipiente de sake vacío en su mesa. Se dio cuenta de que conocía a esta mujer, y con esa comprensión vino un pequeño suspiro interno.

Kakashi estaba muy familiarizado con Mitarashi Anko. La niña había sido aprendiz de Orochimaru de los Sannin, y cuando huyó de la aldea, la había arrastrado. Eventualmente la encontraron de nuevo, sin memoria del pasado reciente y con un sello maldito que no hizo más que causarle dolor antes de que otro sello lo encerrara. Trabajó en la sección de Tortura e Interrogatorio de las fuerzas shinobi, el único lugar donde su reputación como alumna de un traidor parecía ser aceptada. Su reputación de ser una mujer sin estilo ni clase, sin embargo, estaba bien ganada por su falta de modales, y su atuendo hizo poco para desalentar ese tipo de opinión.

Kakashi sospechaba de Anko, no por su pasado, sino porque sus hábitos se ajustaban demasiado a su papel de chica dura para ser genuinos. Trabajaba regularmente con Morino Ibiki, y a él le gustaban los juegos mentales y los juegos de rol durante los interrogatorios. Kakashi se preguntó ociosamente quién hacía de policía bueno durante esos tiempos...

"Alguien ha estado contando historias de ANBU, Mitarashi-san. ¿Te importaría decir quién?" Su mirada se dirigió a su propio compañero, que estaba sonriendo. ¿Cómo es posible que tengan la energía para hacerme esto?, pensó. Uno podría pensar que los jonin, en situaciones de vida o muerte con la frecuencia suficiente para asombrar a cualquier extraño, serían más serios o sombríos, pero según la experiencia de Kakashi, tendían a ser mucho más problemáticos que cualquier escuadrón de genin, principalmente porque eran tan buenos para causar problema.

"Nop, pero parece que encontré al shinobi de pelo blanco adecuado, al menos". Anko sonrió y se giró por completo en su asiento, deteniéndose para tirar de los bordes de su largo abrigo, revelando convenientemente su diminuta camiseta de rejilla. Kakashi se las arregló para contener un suspiro ante un acto tan aficionado, y bajó su mirada ligeramente. Escuchó a Kurenai gruñir detrás de él, lo que indica que vio que su ojo se movía. Eso es lo que obtienes por preparar esto, pensó en voz baja para sí mismo.

Anko se inclinó hacia adelante, con los ojos entrecerrados. "Te vi revisando los productos", dijo con una sonrisa. "¡Incluso el siempre estoico Hatake-san no puede resistirse a mis abundantes encantos!" Se inclinó por completo en la parte trasera de la cabina, mirando de una manera que probablemente pensó que era sugerente, pero que en cambio resultó ser depredadora. "Si eres un buen chico, tal vez obtengas otro pico durante el concurso".

Kakashi resistió el impulso de poner los ojos en blanco y se giró para mirar a Kurenai. "No voy a salir de aquí sin otra competencia ridícula, ¿verdad?", dijo en tono plomizo. Kurenai negó con la cabeza, sonriendo levemente. "Solo estamos aquí hoy, ahora, para discutir el entrenamiento, porque organizaste este encuentro, ¿no?" Ella asintió, su sonrisa creciendo. "Y ella es lo suficientemente tenaz como para molestarme por el resto de mi vida si no termino con esto, ¿no es así?"

"Maldita sea", dijo Anko, deslizándose en su cabina junto a Kurenai, sentándose con botellas de sake frente a ellos. "Concurso de bebidas. Uno por uno. El primero en caer o vomitar pierde". Sirvió dos platillos y luego levantó el suyo.

"A veces no eres mejor que Guy, lo juro", le murmuró a Kurenai, quien al menos tuvo la decencia de parecer molesto por esa comparación. Kakashi se giró hacia Anko y la miró fijamente. "Apuestas", dijo rotundamente. El que sabía mejor que aceptar sin conocer el objetivo de este particular intento de descubrir sus secretos.