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juan y Abril me guiaron hasta casa luego de terminar los helados en completo silencio, donde al parecer —y gracias al cielo—, ni mi madre ni el padre de Juan se encontraban, así que pudimos hablar con total tranquilidad

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juan y Abril me guiaron hasta casa luego de terminar los helados en completo silencio, donde al parecer —y gracias al cielo—, ni mi madre ni el padre de Juan se encontraban, así que pudimos hablar con total tranquilidad. Subimos a mi habitación y allí nos dedicamos a hablar.

Así que... —Juan fue el primero en hablarme—, ¿Él era la razón por la que no ibas al parque, eh? 

—Sí —solo me quedó asentir y decir la verdad. No tenía sentido negarlo todo si ellos habían presenciado... Lo que sea que sucedió en el parque.

—¿Qué fue lo que sucedió entre ustedes? —inquirió mi amigo.

Yo...

—¿Tú...?

—Yo... Yo no... No lo sé —finalicé en un susurro, agachando la cabeza.

¿No lo sabes?, ¿Cómo que no lo sabes? —levantó un poco su tono de voz, por lo que intuí que estaba molesto.

Tampoco sé eso...

—Por todos los cielos. ¡Ese chico fue al parque a gritarte e insultarte!, ¡¿Y no sabes lo que pasó entre ustedes?! 

—Juan... 

¡Él te insultó, Iván!, ¡Literalmente te mandó a la mierda!

—Juan...

—¡Te trató como basura y tú no hiciste nada para detenerlo! —prácticamente gritó, haciendo que me pusiera aún más nervioso
—. ¡¿Qué demonios pasó entre ustedes dos?!, ¡Exijo saberlo! 

Cerré los parpados con fuerza y apreté el bastón de igual forma. Los recuerdos de ese día volvieron rápido hacia mí y sumando el hecho de que Juan me estaba gritando, mis ganas de llorar se incrementaron.

Por suerte para mí, Abril estaba junto a nosotras y pudo detener a Juan antes de que siguiera gritando y escandalizándose.

—¡Juan ya basta! —y los gritos cesaron—. ¿Qué no ves que está alterado? Lo único que haces es alterarlo aún más.

—Yo... Yo no...

Mejor ve a tomar un poco de agua.

Escuché un suspiro y luego el abrir y cerrar de la puerta de la habitación. Empecé a jugar con el bastón y a inhalar y exhalar justo como me había enseñado mi terapeuta para estos casos.

Lo siento. Debes disculparlo, es... Todo esto lo altera mucho aún —escuché a Ari hablarme.

Es... Nunca me había gritado cuando éramos pequeños...

—No suele hacerlo. Es solo que esta situación aún es difícil para él —murmuró—. Supongo que ya sabes que sufrió bullying mientras estuvo en México, antes de conocernos —yo asentí, dispuesta a escuchar su relato—. Todo lo que tenga que ver con eso lo afecta, aún no se recupera del todo... Y supongo que el que ese chico te haya tratado así la alteró.

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