12. End.

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Juan Pov's

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Juan Pov's.

El cielo gris, las nubes oscuras, las gotas de lluvia y la temperatura fría eran, ciertamente, inquietantes. Sin embargo, la tranquilidad y paz reinaban por todo el lugar. No se escuchaba a nadie a kilómetros, a pesar de que las personas estaban ahí y podías verlas.

Recuerdo que, hace mucho tiempo, mi padre me dijo que la lluvia nunca se queda en el cielo.

Me dijo nunca debía esperar a que  pasara que la tormenta, sino que debía aprender a bailar bajo la lluvia.

En ese entonces no le vi mucho sentido, pero encontraba muy satisfactorio un día de lluvia. Era refrescante, relajante y de alguna forma, también era especial.

Amaba los días de lluvia. Esos donde podía sentarme a beber chocolate caliente con mis padres, donde nos arropábamos juntos con una enorme manta y ellos compartían anécdotas de su vida conmigo.

Algunas divertidas, otras tristes, pero siempre llenas de experiencia y reflexión.

Siempre pensé tener una conexión especial con la lluvia, era como si el cielo supiera que mi alma estaba triste, y en lugar de hacerlo yo, él se desahogaba por mí.

Y esta no era la excepción.

Aspiré el aroma del ramo de flores que tenía entre mis manos y planté un beso en ellas, dejándolas sobre la lápida a sólo centímetros de mí.

Te extraño tanto... —susurré.

Recorrí con la yema de mis dedos la lápida, trazando el nombre bordado en ella con lentitud y ensoñación.

No quería que todo acabara así.

No para él.

Las gotas de lluvia seguían cayendo cada vez más con fervor, cada vez más fuerte y cada vez más grandes.

Hace poco nos reíamos juntos, y ahora su cuerpo estaba bajo tierra, y su alma en el cielo.

No podía dejar de extrañarlo, pero era reconfortante saber que finalmente había encontrado su lugar en el cielo.

Como el ángel que siempre fue.

Un sollozo escapó de mis labios, haciéndome llevar la cabeza hacia abajo, negándome a soltar más.

Movía mi cabeza de un lado a otro, las gotas cayendo justo frente a mí en el suelo, y yo sabía que no eran producto de la lluvia.
Los sollozos aumentaban, las lágrimas también y los temblores que empezaron a recorrer mi cuerpo me delataban.

EyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora