El beso de un vampiro © [+18] [Nueva Versión]

CAPÍTULO 4

CARLA.

—¿Qué demonios tenías que hablar con tu ex?

Al ver su rostro molesto me arrepentí de haberle contado a dónde había ido. Tomé una respiración profunda cuando lo vi tensarse.

—Hoy hace otro mes desde que terminamos. Quería ver si ya .... lo había superado.

Y no mentía. Cuando me miré en el espejo y me di cuenta de esta atracción que estaba sintiendo por Bradd debía ser  consecuencia de que algo de mis sentimientos por Marshall había cambiado. Creía que si lo veía ...lo comprendería. Pero a penas le ha bastado verme para echarme de casa. Y lo odié. Si tenía algún sentimiento por él murió al verlo tratarme así.

—¿Y lo hiciste? ¿Lo superaste?

Al verlo tan crispado decidí darle rollo.

—Me guardo esa respuesta.

Noto que aprieta los labios así que sonrío al verlo. Es divertido ver a alguien aguantar su enojo así , más si es alguien como él , que siempre está sonriendo.

—Bien.

Su respuesta escueta me confirma que está muy enojado.

—Gracias por venir a buscarme.

Eso parece gustarle más porque se gira hacia mí , menos tenso.

—No hay de qué. Pero ahora me debes otra cita.

—Nah...

—Pues sí.

—¡Bradd!—suspiro.

Me tenso cuando me sujeta del mentón y su dedo pulgar  sube hasta alcanzar mi labio inferior y jala de él hacia abajo.

—Ahora tengo una nueva misión.

—Ah ¿Sí? ¿Cuál?

Sonríe de lado , sin quitar la vista de mis labios.

—Hacer que superes a tu ex.

Ahora soy yo la que sonríe.

—¿Estás cabreado , verdad?

—Como no tienes idea, pero soy un tío genial.

Una carcajada sale de mi boca. Mientras seguimos tonteando el resto del camino. Cuando pasan aproximadamente cuarenta minutos llegamos a mi calle. Bradd ha puesto , en alguna parte del trayecto, su brazo alrededor mío de forma que me pega contra él. Así que todo el rato hemos estado hablando casi encima del otro. He notado que su aliento huele a menta y otro toque ... metálico que no he logrado descifrar.

—Hemos llegado—anuncia quitando su brazo para abrir la puerta.

Sale del auto y luego extiende la mano para ayudarme a salir. Le doy una sonrisa sincera por el gesto. Me abrazo a mí misma después de darle su chaqueta.

—Gracias de nuevo— le digo.

—Cuídate, mano suelta. Agradecería que llegaras en una pieza a nuestra segunda cita.