O31 ▬▬▬▬ ༘◜➷｡ | capítulo treinta y uno... ⚡️🔥 ❪ sopa de sentimientos ❫
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SUS PÁRPADOS SE FRUNCIERON, INCLUSO aún estos se encontraran cerrados. El ruido proveniente de la planta principal del loft logró irrumpir su preciado sueño, aquel que hace días no lograba conciliar con éxito.
Un moribundo y taciturno quejido salió de sus labios, mientras rotaba en la cama, solo para comprobar que aquello que rondó un segundo por su cabeza era cierto.
Adds no se encontraba a su lado en la cama, y por lo frío que se sentía aquel lado del colchón, verificó que hacia bastante tiempo que ella no se encontraba allí.
Fregó de la zona orbicular de sus ojos con ayuda de sus manos, mientras un bostezo incontrolable salía de sus labios. No tardó en impulsarse con ayuda de sus palmas, apoyándolas sobre el colchón, quedando así sentado en la cama, para luego ponerse de pie.
Cubierto solo por su ropa interior, estiró de sus músculos para proseguir a salir caminando de la habitación, de paso sintiendo como el alfombrado le cosquilleaba en la planta de los pies, siendo fresco al tacto.
Bajó de las escaleras aferrándose a las barandas de seguridad, porque a esas horas de la madrugada no tenía muchos ánimos de correr el riesgo y rodar escaleras abajo. Una vez en la segunda planta, se adentró en la cocina, inmediatamente logrando ver a Adds frente a la encimera moviendo un sartén con una de sus manos mientras tarareaba la letra de una canción en voz baja. Ella llevaba el cabello tomado en un moño desarreglado en la punta de su cabeza, vestía una de sus camisetas e iba descalza.
Se acercó a ella, sabiendo que había notado su presencia, y una vez se encontró a sus espaldas la abrazó por la cintura, encorvando de su propia espalda para escabullirse en el cuello de su esposa.
—¿Qué haces despierta a esta hora? —cuestionó con voz adormilada.
—Siento haberte despertado. Se me cayó el cucharón al suelo —murmuró con suavidad.
Una de las manos de Adds había ido hasta atrás, dejando descansar su palma sobre la mejilla de su esposo, regando caricias con la yema de sus dedos por sobre toda la piel expuesta a su alcance.
—Mmm... eso no responde mi pregunta —mencionó, casi con adormilada gracia.
