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—Pensé que serían las ganas de ser el centro de atención -como siempre- — susurró— pero creo que ya ha escalado a más— apretó los labios unos segundos antes de continuar — no le hecho la culpa de lo que siento, pero desde que pasamos la noche juntos la primera vez y de ahí nuestras salidas, empecé a cuestionarme si debería apartarme de usted porque cada vez quería más pero… digamos que no sirvió de mucho porque aún así algo faltaba.

Rió nervioso ante el sonido eterno que había. Decidió voltear por fin, encontrándose con un demonio que casi se queda ciego.
Se desesperó al no tener respuesta o por lo menos un sonido que tomar como una. Se incorporó con algo de dificultad.

—Ah, debo irme o llegaré tarde a mi programa ¿P-puede salir?— preguntó con vergüenza.

—S-sí— salió de su interior y dejó que se vistiera y marchara en silencio.
Tal vez había cometido un error quedándose mudo pero no sabía qué decirle. Ni siquiera él lograba aclararse al cien por ciento.

[...]

Dice presentaba su amado programa como si nada hubiera pasado hace unas horas atrás.
Los concursantes pasaban emocionados de estar al lado del famoso King Dice. Todos estaban alegres riendo y aplaudiendo cuando se les indicaba por las pequeñas pantallas. Todos excepto uno que observaba entre las oscuras alturas como ahora era costumbre, así es, era el "temido" diablo que miraba cada uno de sus movimientos.

Por sus pensamientos aún pasaban las palabras del animador. Él también estaba confundido en algunos aspectos, como cuando sus ojos se tiñen de un verde más hipnotizante que su lindo y adorable trasero.
O cuando se ríe nerviosamente, ama esa risa, tanto que le provocan ganas de aventarlo a su cama y hacerle mil y un cosas.
O momentos como estos, cuando se toma el tiempo de observarlo detenidamente. Por ejemplo, el día del restaurante italiano al que fueron. Verlo intentar comer esa pasta mientras tenía problemillas era una de las mejores escenas que ha podido ver.

Apretó la caja con donas glaseadas.

O ese tipo de obsequios que deseaba que fueran más recurrentes. Su corazón se sentía más cálido que los fuegos del infierno cada que veía el adorno de carta.

Agarró una de las donas y sonrió con ternura antes de comerla.

Qué linda es la comedia romántica.
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La puerta de su habitación fué abierta con brusquedad. Un tambaleante dado se acercó hasta donde estaba y lo besó necesitadamente.

—¿D-Dice?

—¿Sí?~— lo llevó hasta la cama, donde se subió encima suyo y siguió los besos moviendo un poco sus caderas.

—Apestas a alcohol.

—No haga como si no le gustara— se quejó sentándose sobre su regazo a la vez que se quitaba las prendas superiores e inferiores con manos temblorosas.

—Déjame ayudarte — ayudó a desabotonar su camisa y pantalón que quedaron regados por el suelo— Ahora, ¿Qué quieres hacer?— besó sus manos. El dado desvió la mirada con vergüenza.

El diablo estuvo a punto de detenerlo cuando se levantó pero entonces entendió sus intenciones. Un par de lindos glúteos sonrojados le dieron las buenas noches a su rostro.
Dice tomó su miembro para darle unos besos en la punta antes de envolverlo con su boca.

—Ah, sí~— dió una nalgada al menor. A los segundos se podía ver cómo la zona se tornaba de un color lila.

—¡Mm-MH! Ah~— gimió al sentir el azote —D-Devil~— siguió con las lamidas a su falo llegando hasta la base.

💌 KISS OR KILL🔪 [DevilDice]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora