Estar conmigo

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Wally hacía una escala con su pulgar en su lienzo, cuando al otro lado de la valla visualizó a la chica cargando barras de madera, entonces abandonó su labor y decidió dar la vuelta para ver qué hacía.

— ¿Julie? ¿Para qué es eso?

— Ah, planeo hacer una cerca. — Dejó las maderas en el suelo y empezó a posar una, apunto de martillar.

Wally la detuvo antes de que diera el primer golpe.

— Déjame ayudarte.

— Puedo hacerlo sola

— Sigues malhumorada. — Le tomó de la barbilla, inexpresivo, más bien, con cierta lástima.

Le dio un beso en la nariz y le quitó el martillo, empezando a hacer el trabajo.

—... Un poco. Ayer no fue una buena noche

— ¿Qué pasó?

— Ya tienes trabajo, ¿verdad?

— Eso no se habla en público. — Le entregó el martillo y empezó a posar la siguiente valla. — Y no me cambies el tema, ¿así de alta está bien?

— Sí, y mi tema tampoco se habla en público.

— Perdón, pensé que no había sido nada grave. Entonces, ¿para qué quieres está valla? — Cuestionó siguiendo martillando

— ¿Acaso no puedo tener una? Tú tienes una y estoy segura que nadie te dijo nada.

— Ja... está bien. — Julie se apartó por otro martillo y le empezó a ayudar, entre los dos tardaron dos horas en rodear toda la casa con una cerca de madera, cuando acabaron Julie al menos sonreía, cansada.

— Cuando estoy contigo me siento mejor. — El corazón de Wally saltó, sus mejillas se coloraron, pero su incomodidad aumentó un poco, algo le daba que lo tratara tan lindo cuando ya le había dicho que no quería nada con él, pero tratando de actuar lo más natural posible, respondió.

— Gracias, yo igual. ¿Quieres entrar?

— Vamos a tu casa, no quiero estar en la mía. — Se adelantó y empezó a dar la vuelta, Wally observó expectante, pensativo

«No quiero estar en la mía» Era justo lo que pensaba en el inicio de su enfermedad, razón por la que al tiempo terminó por mudarse.

Julie observó el interior después de que Wally la invitara a pasar.

— ¿Por qué fue una mala noche? — Se sentó.

— Rápidamente vas al tema, ¿eh?

— Es mi trabajo — Bromeó.

—... No me gusta que me trates como a una cliente.

— No lo hago, sólo que no me gusta que mis amigos se sientan mal. Voy directo al grano. ¿Qué pasó?

— Wally... No quiero hablar de eso. Ayer me sentí mal pero hoy será diferente, fue solo una pequeña recaída.

— ¿Te hiciste daño? — Preguntó rápidamente.

— ¿Qué? No. Yo jamás lo he hecho... — Recordó ciertos comportamientos que le hacían daño, como rascar mucho y que sus uñas quedaran rojas, o apretar tanto los dientes que la mandíbula doliera, etre otros pequeños detalles que ella misma no calificaba como autolesiones. — Más o menos... Nada grave pero, no, sólo... ah, lloré hasta que me quedé dormida.

— ¿Y por qué surgió la idea de la cerca entonces?

— Quiero un rincón en dónde estar afuera sin que me vean raro.

— Ves que sí había un objetivo. — Se levantó y se arrodilló para quedar a su altura. — ¿Qué pasa Julie? ¿Cómo puedo hacer más amena tu estadía? ¿Cómo podemos hacer que te sientas mejor? — Tomó de sus manos, viéndola.

Ella estrujó su corazón, odiaba que la tratara como a una cliente, pero si sólo pudiera comprender que no era así, sino que en algún momento de su servicio empezó a tratarla como a una amiga y no al revés.

—... No lo sé Wally. En veces pienso que sería feliz de nuevo si fuera como cuando nos conocimos, pero eso es ridículo de mi parte, no puedo depender de que tú me escuches. Debo aprender a estar sola.

— ¿No se supone que a eso fuiste a tu pueblo estos meses? — Rogó.

— ¡Lo sé, pero...! Realmente nunca estuve sola, estuve sola de ti, y ahora no sé cómo estar contigo. Me es incómodo pensar que sigues atendiendo gente después de mí. Que ya no soy tu prioridad... Es como si estuviera... sola.

— Amor, precisamente, estás sola, no tanto como sientes, yo siempre estaré para ti, pero debes entender que cada quien tiene su vida por separado, me lo prometiste. — Suplicó apretando los dedos levemente.

—... Odio estar sola. — Empezó a sollozar y a temblar.

— Lo sé amor, es horrible en un inicio pero, oye, después de la tormenta viene la calma, pasará este momento, sé que te sientes mal, pero, va a pasar, en algún momento, quizá cuando te aumenten la dosis.

— ¡No quiero! ¡No quiero estar más drogada aún! ¡¿Y si no funciona?! ¡No soy un maldito fenómeno que ocupa de medicamentos para estar bien! — Se levantó violenta, recorriendo los alrededores — ¡No quiero depender de nada para estar bien! — Wally se acercó y la apretó en sus brazos, sintió la calidez de su suéter y correspondió el abrazo. — Estoy harta, no quiero más, quiero pensar que puedo estar sola, que puedo tener mi misma medicación, que puedo estar bien sin necesidad de que alguien me escuche todos los días, sin necesidad de tener a alguien a mi disposición como una egoísta.

— No eres egoísta.

— Wally...

— Puedes estar sola, yo sé que sí, no eres un fenómeno querida — Acarició su cabello — Si no, yo sería uno mucho mayor. — Sollozó

— ¿Cómo puedes estar tan tranquilo? ¿Cómo haces eso? ¿Cómo puedes estar tan pacífico? ¿Tan bien?

— Ocupo que te distraigas. Que no pienses en eso, no le des poder — Dijo palabra por palabra — No dejes que esto te consuma — La separó para verla a los ojos, pero ella se lanzó a sus brazos de nuevo.

— Es muy difícil, está en mi cabeza todo el tiempo, es como un pensamiento que me dice día con día que sólo empeoro, que todo es mi culpa, que estoy sola por qué yo lo provoqué...

— Estar sola no es malo, y no lo estás, me tienes a mí, y quizá a Frank en un futuro, a todos nosotros, podemos ser tus amigos.

— Nadie sabe mi pasado más que tú, y no te puedo tener a la hora que yo quiero como antes. No sé estar sola. — Repetía, lastimera.

— Bien, pues deberás aprender. — Limpió sus lágrimas, volviendo a alejarla. — No te preocupes porque todo te frustre ahora, es normal — Besó su frente — Y si te suben la medicación, no importa — Dijo sílaba por sílaba, tomándola de los hombros — Será por tu bien, tienes una pequeña caída pero podrás salir de ella. Podremos salir de ella. — Ofreció su mano, sonriente.

Ella lo observó y volvió a abrazarlo, no podía con su dulzura.

— Pensé en que... quizá era buena idea retractarme y decirte que quiero estar contigo. Pero ambos sabemos que es mentira. Sólo quería decírtelo, si alguna vez llego y... te suplico que estés conmigo, por favor, dime qué no. Por todo los que quieras dime qué no.

Dime qué no quieres estar conmigo.

Medicated Girl | Welcome HomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora