Aemma Targaryen, segunda hija del rey Viserys.
Llamada "La falsa heredera" por el pueblo, su nacimiento fue el más esperado y a la vez una desilusión cuando revelaron que el bebé que mató a la reina era una niña.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El consejo se había reunido teniendo en la cabeza al rey y reina quienes se mantenían serios, la noticia de la coronación había llegado a oídos de Rhaenyra.
—La mano ha viajado hacia Rocadragón.—Aegon empezó a hablar.—Hemos sido considerados con las propuestas que hemos hecho a la princesa y príncipes, lamentablemente se han negado a aceptarlas...
—Nuestro deseo es enviar mensajeros con cada lord de las casas aliadas y no aliadas para hacer que su lealtad sea con nosotros... El príncipe Aemond viajará a Bastión de Tormentas para el darle nuestras propuestas.
—El príncipe Aemond será prometido a una de las hijas de Lord Borros Baratheon si jura lealtad a nosotros, y la princesa Helaena será una excelente candidata para ser esposa de Cregan Stark.
El consejo estuvo de acuerdo con la propuesta de los reyes, pronto el príncipe partiría en busca de aliados mientras Aegon y Aemma cuidaban del pueblo y sus horizontes.
—Las sirvientas han dormido a Rhaegar.—Avisó Aemma a su esposo quien descansaba luego de un extenso día.—¿Como te sientes?
—Como la mierda.—Suspiró.
—Lo estás haciendo bien querido, durante el poco tiempo que haz sido cabeza del reino los pueblerinos han mantenido la paz...—Se sentó en el borde de la cama para masajear sus hombros.—Te han aceptado como su rey porque eres justo.
—Aemma eres la única razón por la que trató de mantenerme de pie.—Aseguró tomando sus manos pidiendo que se colocara frente a él.—Solo espero que esta guerra no te afecte.
—Soy fuerte si estás a mi lado, esposo.—Dejó un suave beso en sus labios.
—Devolveré la corona solo si tú me lo pides
—Esto es por Rhaegar, por nosotros... Y por el bebé que viene en camino.
Aegon colocó la mano en el vientre poco abultado de su esposa, a penas tenía uno o dos meses pero el amor que sentía por su bebé crecía cada vez que sentía la cercanía de su mujer.
—Todo va a estar bien.—Ella posó su mano en su vientre sobre la de Aegon sintiendo aquella fuerza que los unía, su amor.
Con cuidado Aegon quitó el nudo de la bata que cubría el cuerpo de su esposa, quería verla, amaba su cuerpo y las marcas que lo habitaban, sabía que era solo suya y el era solo de ella, estaban destinados el uno para el otro.
Aemma no dudó en colocarse sobre las piernas de su esposo para repartirle besos sus labios, todos sus sentimientos se mostraron en su cariño, Aegon sintió su hombría crecer mientras se deshacía de la tela que evitaba su completo contacto, ambos soltaron un sonoro gemido al sentirse de nuevo.
Aegon tiró su cabeza hacia atrás por la excitacion mientras la mayor movía sus caderas hacia atrás y adelante causando placer para ambos, aunque amaban la rudeza del sexo, en aquel momento debían cuidar los movimientos evitando afectar el embarazo de Aemma.
Los minutos de afecto terminaron con un gruñido por parte del rey y un suave suspiro de su consorte quien sintió aquella calidez en su interior, ella finalmente se apartó tomando su lado de la cama mientras Aegon volteaba a verla.
—Te amo, Aemma... No me imagino una vida sin ti a mi lado, eres la única razón por la que he mantenido mi cabeza en alto todos estos años.
—Eres mi esposo, Aegon.—Le mostró aquella sonrisa que solo le pertenecía a el.—Mi lugar es junto al tuyo, nada hará que tú y yo nos separemos.
Rey y reina se acercaron para calentarse el uno al otro, pero su paz no sería eterna, una tragedia estaba por ocurrir.
