De Dioses a Hombres

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X se encontraba en un oscuro sótano, con la luz de la pantalla de su ordenador como única fuente de iluminación. El desconocido frente a él estaba atado y amordazado, incapaz de hablar o moverse. X miró fijamente a sus ojos, como si pudiera leer su mente.

"¿Sabes qué es lo más triste, amigo mío?" dijo X con un tono de voz bajo y siniestro. "Que la humanidad nunca conocerá a sus verdaderos dioses. Los dioses que alguna vez gobernaron este mundo, los dioses perfectos e inmortales , ya no existen": "Mis padres descubrieron algo. Descubrieron su verdad, su secreto". El prisionero se estremeció de miedo, sin saber qué iba a pasar a continuación.

X continuó hablando con una extraña mezcla de emoción y locura en su voz: cito "Cuando la estrella era joven, en este mundo nació un dios. Pero dios era muchos, era una civilización entera de seres perfectos, únicos, con belleza innata e inteligencia divina arraigada en sus genes. Eran seres con habilidades únicas, uno del otro, la perfección hecha realidad".

 x se detuvo un momento, como si estuviera recordando algo, antes de continuar con su discurso : "Vivían en armonía en su mundo con los demás seres, pero al caos no le gusta la perfección. Al universo no le agrada lo divino. Y así, un extraño virus comenzó a consumirlos. Eran inmunes a toda enfermedad que antes hubiera existido, pero este virus era único. Parecía que fue una maldición del caos".

X se acercó al prisionero, y sus ojos brillaron con una extraña emoción: "Comenzó a acabar con cada ser divino. No importaba su tecnología o su ciencia, era imparable. La caída de los atlantes, en unos pocos años, la población de dioses era solo un 2%".

El hacker se alejó de la silla y se paseó por la habitación, como si estuviera perdido en sus pensamientos

"Pero algunos sobrevivieron, no se sabe por qué. Eran dioses estériles, incapaces de engendrar más como ellos. Y entonces, el último ser nació. Un dios de huesos frágiles, propenso a las enfermedades, sin habilidades ni inteligencia divina. Podría morir fácilmente, y su vida sería corta y efímera".

X se levantó de su silla y se acercó al desconocido, su rostro estaba a centímetros del suyo.

"Y ese dios, ese último ser, es lo que somos ahora. Unos seres débiles, mortales, incapaces de alcanzar la perfección. Somos la sombra de los dioses que alguna vez existieron. Y nunca podremos ser como ellos".

ese dios era un hombre

X se levantó de su asiento con una expresión de locura en su rostro. Miró fijamente a su interlocutor y continuó hablando con un tono desquiciado:

Mis padres descubrieron la verdad, la verdad sobre los dioses y su caída, y ustedes los mataron por ello. Pero eso no me importa, porque yo tengo algo mucho más poderoso que ellos. Tengo el virus que acabó con su civilización divina.

El desconocido se estremeció ante las palabras de X y preguntó temeroso: "¿Qué estás diciendo?"

X soltó una risa  y continuó: "Sí, escuchaste bien. Tengo el virus, y lo liberaré para que todo lo que han construido se derrumbe. Los dioses caerán de nuevo, pero esta vez no habrá sobrevivientes. Y tú, Thalor, no podrás hacer nada para evitarlo".

El aire se tornó pesado y oscuro en el salón. La locura de X era palpable, y el desconocido temblaba ante sus amenazas. En ese momento, X sacó de su bolsillo una jeringa y sin previo aviso se la clavó en el cuello, Thalor cayó al suelo con un golpe sordo, mientras X retiraba la jeringa ensangrentada . Una mirada triunfante se dibujó en su rostro, mientras pronunciaba con voz firme y llena de odio: "Los dioses no son más que seres crueles e inmortales, que no merecen seguir existiendo"

La Sombra de los AntiguosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora