Kamn permanece en silencio por un momento, procesando las palabras de Rhaen. Luego, lentamente se levanta de su asiento y camina hacia el centro de la sala.
"Comprendo tu dolor, Rhaen", dice Kamn con voz tranquila pero firme. "La muerte de Thalor es una pérdida para todos nosotros. Pero no debemos permitir que nuestros sentimientos nublen nuestro juicio. La humanidad no es nuestra enemiga, son criaturas frágiles que necesitan nuestra protección y guía."
Rhaen se pone de pie, su ira vuelve a tomar el control. "¿Protección y guía? ¡Ellos son unos insectos que deberían ser aplastados! ¿No ves lo que están haciendo? Están destruyendo el mundo que tanto nos ha costado crear."
Kamn suspira. "Sé que hay humanos que actúan de manera destructiva, pero no podemos juzgar a toda la especie por los actos de unos pocos. Debemos encontrar una manera de ayudarlos a cambiar su forma de pensar y actuar."
"¿Y qué sugieres? ¿Que sigamos sentados mientras ellos nos atacan?" Rhaen responde con sarcasmo.
Kamn se acerca a Rhaen y lo mira fijamente a los ojos. "No, Rhaen. Debemos hacer algo, pero no a través de la guerra y la destrucción. Debemos encontrar una manera de comunicarnos con ellos, de entender sus motivaciones y preocupaciones. Debemos trabajar juntos para encontrar soluciones a los problemas que enfrentamos como mundo."
"No hay lugar para la debilidad en una guerra, Kamn", dijo Rhaen, su voz ronca e implacable. "Si no tomamos una decisión ahora, si no actuamos con determinación, entonces estaremos destinados a la destrucción. La humanidad no es una amenaza, dices. ¿Acaso has olvidado porque estamos aquí hoy?"
Kamn no dijo nada en respuesta, pero su postura era firme y desafiante. La tensión en la sala era palpable, y los demás dioses se mantenían en silencio, observando la confrontación con preocupación.
Rhaen pareció percibir la falta de respuesta de Kamn como una afrenta, y su ira se intensificó. "Si no estás con nosotros, entonces estás contra nosotros", declaró con voz enérgica. "No hay medias tintas en esta guerra, Kamn. Y si te niegas a luchar, entonces te consideraré un traidor y un enemigo".
Los ojos de Kamn brillaron intensamente, y por un momento pareció como si fuera a responder. Pero en cambio, simplemente se puso salió de la sala sin decir una palabra.
Rhaen se quedó mirando la puerta cerrada con furia contenida. Sabía que la guerra estaba próxima, y que la batalla entre hombres y dioses sería brutal y sangrienta. Pero estaba dispuesto a luchar hasta el final para proteger su legado divino.
Selvoria se acerca a Rhaen, quien aún está furioso por la discusión. Le toca el hombro con delicadeza y dice: "Rhaen, no podemos ir a la guerra. Eso solo traerá más muerte y destrucción".
Rhaen se gira hacia Selvoria con una mirada enfurecida en sus ojos. "Selvoria, ¿no entiendes que no podemos permitir que los humanos nos desafíen? Si no hacemos nada, estaríamos permitiendo que nos pisoteen".
"Pero Rhaen, la violencia solo engendra más violencia. ¿No crees que hay otras formas de resolver esto?" responde Selvoria con voz suave.
"¡No hay otra solución, Selvoria! Los humanos deben aprender a temernos, a respetarnos. Y si eso significa que tenemos que aplastarlos, entonces así será", dice Rhaen con una voz llena de determinación.
Selvoria suspira con tristeza y se aleja detrás de Kamn, con la esperanza de encontrar una solución pacífica antes de que sea demasiado tarde.
Ixthara se levantó de su asiento y se acercó a Rhaen, hablando en un tono suave y seductor. "Tienes razón, Rhaen. La humanidad no merece nuestra ayuda. Han tenido siglos para demostrar su valía y han fracasado una y otra vez", dijo con una sonrisa enigmática.
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La Sombra de los Antiguos
Tarihi Kurgu"En un mundo donde los dioses han permanecido ocultos y sin intervención en los asuntos de la humanidad, un hombre guiado por la ira de la falta de empatía de estas deidades, descubre la existencia de estas seres y decide exponerlas al mundo entero...