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Park SeokJin, un hermoso omega con un desafortunado pasado, fue vendido por su padre a un mafioso a cambio de saldar una vieja deuda, se verá obligado a ir con él a la fuerza y cuando creyó que todo estaba perdido, la vida le volvió a cruzar cami...
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... Veinte minutos después.
Mihoo sé estacionaba frente a la bodega que se encontraba ubicada a las afueras de Seúl. Apago y salió del auto, abriendo la cajuela y observando lascivamente el cuerpo bien definido del omega, relamiendo sus labios "Que hermosa vista tengo" pensó mientras tocaba los muslos de Jin subiendo tranquilamente hasta su trasero y dando una palmada en el. También tomó su rostro y lo examinó, sonriendo por lo bien parecido que era, lo soltó y procedió a cargarlo y subirlo en su hombro, adentrándose al lugar.
Al entrar pudo notar a tres alfas, los cuáles eran encargados de disolver los cuerpo después de terminar algún trabajo, dedujo que no hace mucho el lugar estuvo ocupado por su jefe. Lo que significaba que ahora no estába, sonrió plácidamente púes no piensa desaprovechar esa oportunidad. Sin tomarle importancia a los alfas, los paso de largo encaminadose a la oficina del jefe, tenía mejores cosas que hacer.
Agradecía que el jefe después de terminar algún trabajo siempre salía de la bodega y volvía muchas horas después.
Al llegar a la oficina, antes de adentrarse en ella por completó, observó hacía sus dos direcciones para cerciorarse de que nadie lo viera entrar, sonrió al notar que la oficina no tenía seguro y no le tomó importancia púes simpre se mantenía cerrada y sólo pensó que la suerte estaba de su lado.
Ingresó con el omega, poniendo seguro a la puerta para que nadie le interrumpiera, analizó y observó un escritorio lo suficiente grande para usar como cama, un sillón individual y un librero, "una pequeña oficina" pensó él.
Sin ningún cuidado dejó caer fuertemente de espaldas el cuerpo del omega en el escritorio, el cuál abrió los ojos de golpe y jadeo al sentir una dolorosa punzada en la cabeza. Su vista estaba demasiado borrosa, estaba desorientado, no sabida en dónde se encontraba.
Fue entonces cuándo recordó todo lo que paso antes de desmayarse, sintió una gran impotencia al no poder darle un puñetazo en la cara a su padre por ser un mal papá que le jodio la existencia dos veses... ¡Dos malditas veses!
Sus pensamientos fueron interrumpidos por una risita burlona que le dijo.
- Por fin despiertas princesa - decía el beta con una sonrisa sinica en su cara, mientras acercaba su cuerpo al de Jin, acorralando al mismo.
Cuándo Jin tomó conciencia de la posición tan vulnerable en que se encontraba, rápidamente le trajo amargos recuerdos del pasado, ésos que tanto a intentado enterrar en lo más profundo de su ser.
Inmediatamente quiso llorar, su lobo y cuerpo comenzaron a temblar al recordar lo que paso hace tres años. Y en un vago intento de protegerse, intento abrazarse a sí mismo, púes se sentía aterrado y su tembloroso lobo al sentir la amenaza comenzó a emitir aullidos de auxilio.
