Capítulo 10

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El verano había llegado y Darla por fin había salidos poco a poco de aquel mal sabor de boca que le causó ser ignorada completamente por alguien que le interesaba muchísimo.

Ella lo buscó por mucho tiempo, o por lo menos eso intentó y no tuvo ninguna suerte, quizá el nombre que le dio no era real, o simplemente la tierra se lo tragó.

Se encontraba en la estación del tren central de París, con destino a sus próximas vacaciones depurativas. Le haría demasiado bien cambiar de aires. Tomaba su habitual Starbucks mientras leía un libro acerca del amor. Irónico.

Dicen que las personas que la pasan mal en el amor, a pesar de todo no dejan de creer en el. Aunque digan que sí. Por dentro de ellos no pueden evitarlo.

El amor está dentro de cada uno de nosotros. Somos creados gracias al amor que nuestros padres tuvieron en algún momento. Crecemos amando diferentes cosas en el transcurso de nuestras vidas. El amor está siempre presente. Queramos o no.

Que nos rompan el corazón, aunque suene ilógico, es también amor.

Porque somos humanos, y significa que somos capaces de sentir y eso solo puede ser el resultado de haber sentido amor.

Londres era el próximo destino de Darla. Habían amigas de Mexico esperándola allá así que sería un muy buen tiempo de compartir.

El tren partió justo a tiempo, el reloj marca las 15:00h en punto y poco a poco París iba quedando atrás, incluso pudo ver una pequeña parte de la Torre Eiffel mientras se alejaba.

El paisaje era majestuoso con muchos árboles, luego se adentraba a un túnel en medio de  solo agua a los lados. Algo definitivamente extraordinario para conocer en algún momento de la vida.

Darla escribe en su diario. Todas las cosas buenas que pasan en el viaje. Ella toma nota de los ancianos que están a su lado, tomados de la mano, mirándose fijamente como si fuera la primera vez que se ven. Ella se pregunta si el amor realmente es así tan mágico.

También en frente de ella puede darse cuenta que hay una madre con su niño, están jugando algo con unas cartas, al mismo tiempo su madre lo mira con ojos de tanto amor, como si no existiera nada más, que ese pequeño que la acompaña. Darla se vuelve a preguntar si el amor de padre es tan increíble como parece.

La música en su teléfono es inspiradora, justa para el momento que está presenciando. Unas notas de piano intensas, le hace mirar por la ventana y pensar en él. 

-Oh shit estúpido Keith!. -Porqué te fuiste así, sin  ni siquiera decir adiós. ¿Tan mala fui? se preguntaba Darla una y otra vez. Mientras una lágrima recorría su rostro.

Darla piensa, definitivamente eso que él y yo tuvimos NO fue AMOR, no fue NADA. Ni siquiera lo conocí en persona. Que clase de loca soy, para no dejar de pensar en un desconocido. 

Ella aun no lo sabía, pero él había jugado muy bien sus cartas para causarle la ansiedad que ella tenía en ese momento a causa de su partida. 

Por otro lado Darla piensa también

-Pero no puedo negar: que cada vez que hablábamos el tiempo se detenía, era como si solo éramos él y yo. En un mundo  lleno de crueldad y con poco sentido. Como si no importaba nada más. Ella lo sintió muy real.

-Shit, basta! Estoy harta de sentir esto. Y ni siquiera saber el verdadero nombre de este hombre.

Darla está llegando a Londres, y decide no pensar más en él. Por lo menos no en sus vacaciones.

 Ella había ido hasta allá para despejarse y lo menos que quería era que sus pensamientos fueran intrusivos acerca de alguien que no tuvo ninguna compasión para irse y que probablemente le importa un carajo lo que ella sienta.

Pero el destino quería darle una mala jugada a Darla.  

Suena su teléfono. 

Era un e-mail, 

era Keith.

¡No puede ser! Eso de manifestar personas es REAL. Pensando en él y justo aparece.

 Era un correo, dando las explicaciones del porqué se había ido.

Darla duda, si abrir el correo, se encuentra en Estados de shock, y no sabe qué hacer.

Ella ignora la notificación, y piensa 

-No me vas arruinar mis vacaciones, no tengo tiempo para ti.

Finalmente llega a Londres, la ciudad la enloquece, es tal cual como la imaginó. Se dispone a solo disfrutar su primer dia en esa maravillosa ciudad. 

El día estuvo increíble con sus amigas, Darla recordó después de mucho tiempo lo bien que se siente pasar tiempo con buenas viejas amigas, fueron a bares, museos, y conocieron otras personas interesantes. Todo fue espléndido. 

Pero al llegar la soledad en el cuarto de hotel recordó que estaba ese correo que no había querido abrir.

Una parte de ella no quería hacerlo porque lo estaba odiando mucho en es momento y pensaba que no merecía la pena ni siquiera que lo leyera, y otra parte de ella sentía emoción de que había aparecido nuevamente y se moría de ganas por saber qué pasó.

¡Que difícil situación!

Pero algo es cierto en la vida. Quien no se arriesga nunca sabrá de lo que se está perdiendo por miedo a que lo rompan en pedazos.

Darla toma una profunda respiración, toma el teléfono. Y se propone a leer.

Hey Darla.

Seguramente esto ha sido muy raro para ti, quiero ser muy honesto, la verdad es que...

Cherry BlossomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora