Phineas siempre se ha sentido solo. Cuando era niño, sentía que todos sus compañeros de clase lo miraban con extrañeza, como si él fuera una especie de criatura de la que todos huían. Se pasaba los recesos en silencio, escuchando hablar a los demás y sintiendo su silencio cada que él se atrevía a hablar. Por eso, con el tiempo, optó por almorzar solo, leyendo un libro o perdiéndose en lo que su teléfono celular pudiera mostrarle.
Phineas siempre ha sido muy sensible. Se enamora con mucha facilidad de la gente. A veces, los demás dicen que cualquier gesto amable es suficiente para hacerlo caer enamorado...y por eso muchos se han aprovechado de ello. Más de una vez Phineas se ha quedado esperando en cafeterías, parques o cines, creyendo que a su cita sólo se le había hecho un poco tarde...pero la verdad era que nunca tuvieron intención de llegar.
Phineas tiene ahora veintitrés años y es un muchacho solitario, triste y callado. Se enajena en sus mundos, sus libros y su teléfono celular. A Phineas le gusta escribir, y se ha dedicado a crear cientos de historias con héroes y heroínas valientes, con romances idílicos y con escenas eróticas preciosas que le quitan el aliento a todo aquel que las lee...
Y eso es lo que Phineas más anhela...que alguien lo toque, y, si se puede también, que lo ame. Por eso, cuando a su compañero de clase, Fernando, se le cayó en el baño su mochila, provocando que una tarjeta de presentación se deslizara por el suelo de la cabina donde Phineas se encontraba, sintió que se le revolvió el estómago. La tarjeta era sobre un servicio de compañía y relaciones sexuales enfocadas en el BDSM. "Fernando es un dominatrix... ¿o cómo se les llama a los que son hombres?" pensó Phineas, terriblemente nervioso. Tragó saliva y tomó la tarjeta para salir de la cabina, donde Fernando alzaba sus cosas, sin saber que la tarjeta se había caído.
-Oye...creo...que esto es tuyo-Dijo Phineas, con las mejillas sonrojadas. Fernando se sonrojó también y le arrebató la tarjeta a Phineas, metiéndola al fondo de su mochila. -Yo...no se lo diré a nadie.-Añadió, y Fernando asintió diciendo solamente:
-Gracias.
Pero antes de que saliera de los baños, Phineas se apuró en agarrarle suavemente el hombro. Fernando se volteó hacia él, viendo cómo su compañero temblaba, con el rostro colorado y la respiración agitada a causa del nerviosismo.
-Fer... dime... ¿lo haces con hombres?... y si es así...¿cuánto cobras?
Una semana después, Phineas espera nervioso en el borde de su cama. Vive en un departamento de la ciudad con su prima, pero ella salió cuando él le dijo que pasaría la noche con un chico. Está nervioso, Fernando llegó hace una hora, y, después de haber cenado juntos mientras veían la televisión, se metieron a la recámara. Ahora Phineas espera a que Fernando salga del cuarto de baño. Está nervioso, siente mariposas en el estómago, respira profundo cuando ve que Fernando sale y le sonríe.
- ¿Estás listo?
Phineas asiente, tragando saliva y emocionándose ante el hecho de que tendrá sexo por primera vez. Fernando vuelve a sonreírle y lo mira con cierta ternura.
-Ven entonces-Dice, y Phineas se levanta de la cama para ir hacia él. Cuando se encuentran cerca, Fernando lo abraza con suavidad. Phineas se estremece ante el contacto y el calor del cuerpo de Fernando. Es ligeramente más alto que él, huele a perfume y su abrazo se siente cálido, tierno y fuerte. Phineas lo aferra también y siente cómo Fernando hunde ligeramente el rostro en su hombro. -Te quiero-susurra Fernando, y Phineas vuelve a estremecerse, sintiendo que los ojos se le llenan de lágrimas. Se abrazan con más fuerza y entonces Fernando se aparta ligeramente sólo para inclinarse y besar los labios de Phineas, quien suspira en su boca.
El beso es suave, lento, y comienza a subir de intensidad conforme pasan los segundos. Sus labios se mueven, conociéndose, sintiéndose el uno al otro. Phineas suspira y Fernando aprovecha la abertura de su boca para meter su lengua en ella. Phineas se estremece de nuevo y juega también con la lengua de Fernando. Poco a poco, Phineas siente cómo Fernando lo lleva hasta la pared, donde lo recarga, sin dejar de besarlo. Sentirse apresado contra la pared, mientras las manos de Fernando empiezan a bajar para recorrer su cuerpo, contorneándole la cintura, lo extasia. Siente entonces cómo Fernando le pone la rodilla entre las piernas, recargándose para presionarlo ligeramente, provocando que Phineas suelte un jadeo y comience a frotarse ligeramente contra la pierna de Fernando, quien lo sigue besando sin parar. Baja entonces su boca al cuello de Phineas, arrancándole los primeros gemidos que se atreven a ser escuchados. Phineas siente que se le eriza la piel y que el placer le escurre por los poros. Hace rato ya que tiene la vulva mojada y que siente dentro de sí un ardor que lo quema vivo y que lo hace gozar como nunca había gozado.
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Soñando con extraños
General FictionLos sueños son reflejos del inconsciente. Allí se pueden cumplir las más profundas fantasías. Compilación de historias eróticas con temáticas de BDSM, fetiches específicos, dominación femenina y sentimientos. La diversidad siempre estará presente.