Capítulo 12

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A veces cuando eres muy niña planeas como será cuando conozcas al chico de tu vida, la primera vez, el día de tu boda, el nacimiento de tus hijos, tan rápido se construyen los sueños de las inocentes pero tan rápido pueden deshacerse hasta que no queden nada de ellos en tu cabeza, claro, despiertas y ves la cruda realidad.

- ¿_________? ¿Estás despierta? -se abrió la puerta.
- Hola mamá, sí, estoy despierta, ¿Qué pasa?
- Hija son las diez de la mañana, vístete y avisa a tu hermana, tengo una noticia que darles.

Suspire y me levante para arreglarme. Mi madre estaba, aún, parada, ahora delante de mí.

- Vete -le dije pasando por su lado.
- ________ hace un año, creo...
- ¡Cállate! ¡Tú no sabes nada! Bueno si que sabes... pero ¡todo lo que paso fue por tu culpa! -dije yendo hacia ella.
- ________... fue lo mejor! -grito.
- ¿Mejor? ¿Mejor para quién? ¿Para ti? -la mire enfadada. -¡Sal!
- ¡Para, ________, ¡para!
- ¡No quiero! ¡Te odio! ¡Y lo hare siempre! -dije cerrando los puños.
- Me lo agradecerás algún día... -dijo llorando.
- Nunca, nunca -yo también lloraba. -Me has hecho infeliz, mamá, sin él yo no soy nadie.
- Eres una exagerada.
-Jamás sabrás que es estar enamorada.
-¿Pero qué dices? ¡Quiero a tu padre!
- Pero nunca te has enamorado de él, no sientes nada por papá, solo te quieres a ti misma.

Me miró, se seco las lágrimas y se fue hacia la puerta. Se paro y me dijo:
- Prepárate, las esperamos abajo.

Y sin más, cerró la puerta y se fue. Cerré los ojos, expire aire y me fui hacia el armario, saque un vestido, un vestido especial, me lo habían regalado el día de mi cumpleaños... James.

Me duché y me lo puse, me maquille, me peine, y finalmente salí de mi habitación.

- ¡Stella!

Grite estando, ya en el pasillo que separaba nuestras respectivas habitaciones, delante de su puerta.

- ¿Qué pasa? -pregunto abriendo la puerta.
-¡Oh genial! Estas vestida, ¡vamos!
- ¡Pero... -la calle.
- ¡Cállate! No sé nada, solo que papá y mamá quieren hablar con nosotras, vamos -la agarré del brazo y bajamos las escaleras, llegando a la sala de estar donde se encontraban mis padres.

-¡Ya estamos! -grite, delante de mis padres.
-¡Ya lo vemos! -dijo mi padre de la misma forma.

Reímos y nosotras nos sentamos en unas sillas delante de ellos, y nos dispusimos a escucharlos.

- Lo voy a decir sin rodeos, volvemos a Atlanta! -dijo mi padre, feliz.
- Ahh!! ¿Enserio? ¡No puede ser! ¡Voy a volver a ver a Carlos cada día! ¡Ahh! -grito Stella yendo hacia su habitación.
- Hija, ¿estás bien?
- Si, papá, estoy bien, voy a salir a dar una vuelta si?
- Vale, no regreses muy tarde.

Miré a mis padres, mejor dicho a mi padre, sonriendo, a fin de no se preocuparan, cogí las llaves y salí de mi casa, la que en unas horas ya no estaría más.

Durante unos quince minutos, camine sin rumbo, pensando lo bueno que era para mi hermana volver ya que allí tenía a su novio. También para mí, por fin vería a mis amigas y mi mejor amigo. Pero... ¿Y si alguna vez iba él? ¿Y si venía con Stephanie? No, no, trataría de evitarlo, de volver a verlo, porque sabía que si lo volvía a ver, volvería a caer... aunque mi cabeza está loca, ¡quiero verlo pero no quiero! ¡¿Qué hago?!

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