Capítulo 36

125 9 0
                                    


Balbucee, otra vez...

- ¿Cuándo? -me hice la despistada, ella tampoco es que fuera intima amiga mía, solo amiga aunque éramos un poco distantes, no era lo mismo que con Stella...

- Esta noche, en la fiesta, cuando él aparecido y nos a mirado, a ti y a mi. -dijo notándose un poco frustrada.

- ¿Aun te sigue gustando James? -dije levantándome y cogiéndola del brazo.

- ¿A mi? Creo que no deberías hacerme esta pregunta a mi, sino a ti misma.

La mire, y calle.

- Sera mejor que vallamos a dormir. -dijo apartándose de mi.- Adiós ________.

Se alejo y se fue por donde habíamos venido.

Me aleje un poco confundida, más aun, por lo que me dijo y volví a casa... Pero ¡joder! ¡Me había dejado las llaves!.

- Mierda -lleve mi mano hacia el bolsillo y cogí mi móvil. Lo desbloquee y envié un mensaje a mi hermana:

"Hey sister bonita! Ábreme! Me he quedado fuera y no he traído llaves."

Me senté en el escalón de la puerta y me apoye contra la puerta. Hacia frio, bastante ya a esas horas. Cerré los ojos y cuando estaba a punto de dormir, me caí de espaldas al suelo porque alguien había abierto la puerta.

- Joder _________, ¿se puede saber que haces a estas horas por la calle?

Mi hermana me levanto del suelo y me estiro, justo delante de ella. Yo sonreí inocentemente y la abrace.

- Gracias hermanita, buenas noches -susurre para no despertar a mis padres.

- ¡_________ y Stella! ¿Qué hacen despiertas a estas horas y con la puerta abierta? - Demasiado tarde...

Con la cara desencajada, me fui hacia atrás y cuando tuve a una adecuada distancia a Stella, me escondí detrás de ella.

- ¿Qué haces? Esto es tu culpa -me increpo, cogiéndome del brazo y poniéndome delante de ella, yo me resistía.
- _______(nombre) __________(apellido) __________(segundo apellido) -dijo mi padre bajando los últimos escalones y viniendo hacia nosotras.

Mi hermana se aparto de mi y se fue, me saco la lengua y subió las escaleras.

- A ver, te dejo hacer lo que quieras, e ir de fiestas ¿y tú te vas por la noche por la calle?

- lo siento, papa -dije bajando la cabeza.

- Que sea la última vez, ________.

- Si, papa. -subí rápidamente las escaleras y me encerré en mi cuarto.

Me tire en mi cama y mire las estrellas, ya que había dejado la ventana abierta. Eran tan hermosas, tan libres...Así como a mí me gustaría que fuera mi vida.

Me gustaría ser libre.
¿Cómo te sientes cuando las cosas no van como tú quieres?

¿Qué pasa si parece que el mundo esté en contra tuyo?

¿Cómo hacer oídos sordos a todos los comentarios?

Así era como yo me sentía a la mañana siguiente de haberme acostado con James, la peor persona del mundo. Y la culpa la tenía Kendall, bueno no realmente, sino que él me hacía sentir como una mierda, como una verdadera mierda.

Me levante perezosamente de la cama. Abrí el armario y cogí el vestido que hacía un año me había regalado Kendall, era hora de hacerle un poco de caso. Ya que cuando, estábamos en los Ángeles, no quería ponérmelo porque me acordaba de los que había dejado aquí, que los habíamos dejado atrás.

Quería olvidarme de todo lo de aquí, del sueño, de la soledad, del miedo, de la tristeza y del amor.

Sobre todo, el amor.

A veces pienso que debería haberme aferrado a tu mano muy fuerte, James. Ya que él no tuvo la voluntad para pelear por mí.
Aunque volvamos a conectar cosas, nunca será lo mismo que antes, ni de amigos ni de pareja. Nunca podrá volver a arreglar un corazón.

Me jode mucho cuando pienso que me llenas de esperanza, esperanza que se va pensando con mi sentido común, pero no con mi corazón.

A veces, todo esto puede ser tan cruel.

- Buenos días, ¿tienes pastillas del día después? -pregunte a la farmacéutica.

Ella asintió y entro en el almacén. Dentro de unos minutos volvió a salir con una cajita blanca, pequeña. Me la ofreció y me dijo el precio.

Pague y salí de nuevo, montándome en el auto, ya que no quería comprar en la de Atlanta porque me conocían.

- ¿Ya las compraste?

- Si, pero no tenias porque acompañarme James -dije sentándome bien y cerrando la puerta del coche.

- Bueno, creí que me tocaba ya que en parte colabore a que hoy tuvieras que pedir eso -señalo la caja y yo reí.

- ¿Eso?

- Sí, bueno, tu ya me entiendes -él rio.

- Si -susurre.- yo te entiendo.

James puso en marcha el coche, y durante el camino fuimos en silencio. Era un día muy raro: bastante frio, gris, triste.

Como íbamos callados, me dedique a mirarle atentamente. Ya no era el chico que me había dejado, no era ese niño, ese niño había crecido y su rostro era recto, sus labios se habían agradando un poco, su pelo se volvió un poco mas moreno.

Cambio, todo, menos en sus ojos, esos ojos que hacían perderme en mi mente, eso no había cambiado.
Aunque el sentimiento que me provocaban antes, aun estaba presente. A pesar de que yo no quería, no podía. Pero me dominaba, y había una cosa de la que estaba segura: Estaba enamorada de James y tenía que olvidar ese sentimiento.

Cuanto más pronto, mejor.

Stay With MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora