Sofía.
Verme al espejo nunca ha sido posible sin fijarme en al menos una de las cicatrices que llevo conmigo. Todas las recuerdo, cuando se hicieron, como y quién. Lo tengo grabada y sus rostros jamás podré olvidarlos.
Todo se volvió una pesadilla. Un sueño recurrente que me ponía a sudar en medio de la noche impidiendo que dormir fuera un descanso para convertirse en una pesadilla.
Pero esta noche planeo hacerlo. Esta noche quiero ignorar el hecho que le di poder sobre mí a alguien que nunca se ha dignado ver por alguien más allá de él mismo. No quiero pensar en nada.
Con la bata de baño me acuesto en la cama que había arreglado previamente. Cierro los ojos, pero antes de poder dormir el pequeño en el lado izquierdo de la cama se mueve para ponerse en mi brazo extendido. Acomoda su cabeza mientras busca mi calor.
Solo será una noche.
No puedo dañarlo si una noche ignoro ese aviso constante del mal que puedo hacer al tenerlo cerca.
Todo lo que toques morirá
No pienso hacerle caso. Lo voy a sacar mañana en la noche.
Pongo el otro brazo sobre él y me acerco para esconderlo entre mis brazos como el frágil bebé de tres años que es. Tal vez él cure la ausencia de su madre y yo la perdida de mi hijo.
Si él lo fuera hoy estaría con miles de recuerdos de los dos en mi cabeza.
Cierro los ojos gustándome como se siente la compañía de un ser tan pequeño y capaz de tapar mis cicatrices del alma con solo abrazarme enmedio de sus sueños, pues al despertar aún no me suelta.
Mis labios se estiran al verlo profundo entre mis brazos mientras el suyo se aferra a mi cuello.
Es hermoso. De esos seres que ponen de rodillas el mundo con solo salir, pues su belleza atemoriza y engatusa al más frío.
__ Sofía. - su voz es más ronca por las mañanas. La risa me gana al oírlo somnoliento. - No te vayas.
__ No me iré. - prometo acomodando el cabello que termina en puntas desordenadas. - Bueno, a darme un baño sí. Pero eso no cuenta. - lo hago reír. - ¿Que quieres desayunar hoy?
__ Cereal. - contesta cuando me dirijo al baño. - De chocolate.
__ De chocolate será. - veo mensajes de Elisa en el móvil, pero los dejo para leerlos luego. - Me baño y bajamos.
Me toma diez minutos estar lista con mi ropa puesta. No uso la secadora de cabello optando por tenerlo así. Lo cambio a él guardando el libro que tanto le gusta ver mientras tomo el celular que guardo en el bolsillo.
Lori tiene mi desayuno preparado por lo que solo pido el cereal que Kilian quiere. La seriedad que muestra a todos me gusta porque no permite que nadie se acerque tanto como para tocarlo sin que reaccione, avisando de esa forma que los ve como un peligro.
__ En cuanto termines iremos al jardín para que juegues un rato ¿vale? - me aseguro sea de su agrado lo que pidió. - Hay sol, un día agradable y muchas ganas de jugar.
__ Una pelota. - me pide.
__ No tengo. Pero puedo conseguir una. - llamo a la mujer que se acerca con una sonrisa servicial. - Envía al chófer para que traiga una pelota para el niño.
__ El señor lo envió por un encargo. - me avisa.
__ Entonces hazlo tú, por favor. - pido con paciencia. - Y me sacas el tocino también si no es mucha molestia.
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Contención
RandomEl dragón de la mafia neoyorquina ha regresado, por su puesto, por su gente y por las cabezas de quienes lo lanzaron al lugar de donde tuvo que luchar para sobrevivir. La prisión ahora bajo su mando es más peligrosa. No cede, no olvida y el perdón...