Sofia
__ Una mujer interesante, solo combina con algo realmente interesante. - lee Bruno con una maceta que trae en las manos. - Disfruta de ver tu orquídea Drácula.
Bajo los papeles para ver la extraña flor. Nunca había visto una igual, siendo bella y a la vez única.
__ Nos estamos poniendo creativos ¿eh? - muestra la nota. - El candidato quiere una cita con agarrada de manos contigo.
__ No molestes. - se la quito para ver las iniciales en dorado de Izan. - Y creí que la flor de la garza blanca era la más extraña que vería.
__ ¿La que? - es un chismoso que quiere saber todo. Llevo la flor hasta el jardín, queriendo un lugar para ubicarla. No soy buena para ello, pero le encuentro un puesto. - ¿Quien regala algo así? No tiene ni forma.
Se acerca con cuidado.
__ Bueno, si tiene. Parece un mono...un gorila. - sigue viéndola - ¿Te dijo que tienes cara de un gorila? Siempre lo había pensado pero quién lo dijo fue él. - le doy con mi codo en el costado, suelta a reír. - ¿Porqué te regalan una flor que se asemeja a un mono?
__ Porque seguramente te vio y quiso hacerte honor. - devuelvo. - No lo sé, Bruno. Ni siquiera sabía que eso existía.
__ El cortejo ahora se ha vuelto extraño. - menciona mientras sigue observando la dichosa flor. Es bella, quizá no muchos ven bellezas en lo exótico, pero lo hago y por ello solo sonrío mordiendo la esquina de la tarjeta pensando en cuanto tiempo tardó Izan Krause en encontrar mi dirección.
Le aposté a más en cuanto regresé a casa. Pero supongo que sí era de su interés.
Lo que facilita el ingreso a lo que quiero. Me es de utilidad tener trazado un camino. No me he mentalizado en estar en el suelo, porque ya lo toqué tantas veces como es posible y muchas más de las que una vez tuve previstas.
Comento con mi amigo sobre lo que tendré que hacer, y al igual que yo está de acuerdo con que es mejor si está cerca. Lo necesito. Él y Elisa son los únicos que me quedan ahora.
Perdí tanto, que no veo tantas salida como antes. Tan solo quiero retomar lo que había decidido cuando acepté una unión con los Myers, los cuales ahora también son mis objetivos.
Me lleva toda la tarde averiguar el próximo evento al que asistirá el candidato. Siendo un lugar exclusivo es difícil acceder a este, pero me las arreglo dando una módica donación a su organizador para recibir una invitación que llega a mi correo.
Tengo un día para prepararme y por ello en la mañana cambio mis lamentaciones por una sesión de trote de varias horas. Comenzando a las seis con un desayuno ligero y un bote con agua recorro una gran distancia en un terreno poco transitado. Sola con mis pensamientos.
Llegan las diez y mis piernas piden un descanso, pero mi mente exige que siga. La energía la he ido recuperando de a poco, sin poder hacer lo mismo con el ánimo de vivir.
No tengo nada. Ahora sí estoy sola en un lugar donde solo soy el objetivo de todos. Y del hombre que se metió en el fondo de mi alma me destruyó de tal forma que levantarme no puedo. Al menos no si sigo en mi nivel de autodestrucción.
Debería odiarlo, pero no puedo dejar de sentir que tambien lo necesito en una bizarra forma de ver qué tan podrida tengo el alma al amar a alguien que solo me destruye cada vez que me toca.
Soy un manojo de desgracias.
__ Esto sí que es un poco curioso. - giro mi cuello a la defensiva cuando veo al hombre que reconozco de inmediato. Me llevo la mano al pecho y sonrío mostrando que me sorprendió también - No sabía que hacía ejercicio aquí también, Sofía.
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Contención
RastgeleEl dragón de la mafia neoyorquina ha regresado, por su puesto, por su gente y por las cabezas de quienes lo lanzaron al lugar de donde tuvo que luchar para sobrevivir. La prisión ahora bajo su mando es más peligrosa. No cede, no olvida y el perdón...