Donovan
Más movilidad alrededor de la casa se oye a cada segundo. El ruido nos dice la cantidad aproximada, mientras solo llevo la mano a mi bolsillo mirando a la cama donde la mujer sigue acostada, sin mover más que sus ojos.
Con un pestañeo lento cuento, hasta llegar a tres presionando el botón en el móvil que levanta varias explosiones alrededor. Sofía se lanza de la cama ganando el arma que le lanzo mientras escucho como la ventana es rota por las balas.
Corro escaleras abajo, las puertas siguen cerradas, aunque la ráfaga de disparos la destruyen a medida que cruzamos la sala. Sofía le dispara a algunas luces mientras hago lo mismo con las otras. La oscuridad puede ser un aliado si se conoce el terreno.
Se mueve con habilidad sobre los que quieren entrar, no les da ni la oportunidad de defenderse cuando quedan tendidos en el suelo a la vez que derribó a quien se me ponga en frente. Si esperaban encontrarme desprevenido están equivocados, no lo estoy nunca pese a parecerlo.
Desde mi puesto disparo a todo lo que se mueva, cada uno cae con un balazo en la frente hasta que observo su distracción moviéndome para la siguiente ventana que es abierta a punta de balas.
Me cubro cuando los miles de cristales vuelan. Las escaleras me sirven de escudo cuando espero ver a Sofía por algún lado, no está y eso me lleva a teorías que ni me esmero en aclarar. Atravesar las cabezas de los que entran a la cabaña es más importante que saber si mi desconfianza está respaldada.
El pecho le queda lleno de plomo a uno de ellos al usarlo como escudo. Llego al siguiente saliendo de la casa para lanzarlo sobre el que preveo aproximándose para luego enterrar el cañón en su clavícula. Giro sobre mis talones evadiendo el cuchillo que me quieren insertar siendo su misma arma que el quede en la cabeza.
Golpes hay arriba y para cuándo levanto la cara veo a Sofía caerme encima llevándome al suelo con ella. Me doy la vuelta y disparo al mismo tiempo que se alza sobre uno de los tipos enredando sus piernas en la cabeza hasta noquearlo. Usa la pistola en reiteradas ocaciones hasta que vacía el tambor. Va por el que quiere huir. Ni siquiera es necesario preguntar con quién están porque conozco las armas. Son las misma que Ronald tiene.
Dejo caer al último viendo los cuerpos y todo lo que hay alrededor.
Eso no me preocupa. Puedo desaparecer esto o utilizarlo a mi favor.
Sofía se levanta soltando el arma que me entrega. Tiene el pómulo lastimado. Marcas de dedos en el brazo que esconde.
__ ¿Nos vieron en la ciudad? - respira con rapidez. Aprieto mi mandíbula al ver lo lastimada que está de nuevo. - Tuvimos precaución.
__ O alguien les dijo donde estamos. - me limito a responder.
__ ¿Piensas que fui yo? - me alcanza. Indignada. No es a lo que me refería, pero está tan a la defensiva que la dejó creer lo que le venga en gana. - Claro que piensas que fui yo. Sería un milagro que creas en mí. Pero ¿sabes que? Tienes razón. Puedo y quiero hacerlo. Pero no con Ronald. Jamás me convertiría en aliada de ese malnacido porque así como tú, se esmeró en quitarme todo.
__ Es tu padre.
__ ¡Y eso no lo detuvo para... - se calla de golpe deteniendo mis pasos. Evita mi mirada y es quien toma la delantera. - Piensa lo que quieras. Tenemos caminos separados como siempre dijiste.
Alcanzo a tomar su codo. Se desespera porque la suelte y la traigo de vuelta.
__ ¿Ronald te...
__ No te importa. - sacude su mano. - Vete por tu lado que estoy mejor ahora sola que contigo.
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Contención
RandomEl dragón de la mafia neoyorquina ha regresado, por su puesto, por su gente y por las cabezas de quienes lo lanzaron al lugar de donde tuvo que luchar para sobrevivir. La prisión ahora bajo su mando es más peligrosa. No cede, no olvida y el perdón...