Capítulo 7: Primer beso

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Jungwoo despertó a eso de las siete de la noche en un lugar que no reconoció en un principio. Se sentó en la camilla sintiendo su cuerpo adolorido y vio a su lado a Jaehyun sentado en una silla, con sus ojos cerrados, descansando.

Recordó todo lo que había pasado y el actuar de su profesor ante su padrastro. Jaehyun prontamente abrió sus ojos y se le quedó viendo, no sin antes lanzar un largo bostezo y sobarse el cuello por la mala postura.

—¿Por qué me defendiste? Total, fue tu culpa por llamarlo —preguntó el menor un poco molesto, porque sentía que todo eso era culpa de su profesor por no hacerle caso.

—¿Qué pregunta es esa?—Le reclamó confundido—Es obvio que te iba a defender después de ver que te quería maltratar.


—Pues eso no hubiese pasado si me hubieses hecho caso—se notaba el reproche en el tono de su voz y el mayor captó rápidamente. Efectivamente, sí él no hubiese llamado al tutor del menor, bueno, no estaría más lastimado de lo que quedó luego de la pelea. Su mirada se paseó por las muñecas del peliblanco, tenía leves marcas.

Bajo la atenta mirada del menor, atravesó la habitación y fue por una pomada que solía dejar a la mano porque vivía golpeándose cada que ingresaba a la cocina pues había un mueble en mala ubicación. Regresó hacia donde estaba Jungwoo quien sintió enrojecer sus mejillas cuando Jaehyun tomó con cuidado sus muñecas.

El profesor pensó ¿Cómo alguien podría ser capaz de lastimar a un niño tan bonito como él? Quizás no era un buen alumno, pero no hacia mal a nadie como para merecer un padre borracho, y en ese momento se le ocurrió que quizás por eso el menor se comportaba así.

Destapó la pomada, y llevó hacia él primero el brazo derecho, era delgado y la piel se sentía lisa, Jungwoo sintió cosquillas porque era demasiado suave con él, como si una presión más lo quebraría, hace tiempo nadie lo trataba con delicadeza, menos desde que murió su madre. Él se sintió incómodo y necesitaba decir algo tonto como para calmar su nerviosismo pero lo que salió de sus labios fue peor.


—¿Tanto te gusto? Jaehyun —había ilusión ante la respuesta, el profesor se quedó sin hablar ante tal descarada pregunta, y se atragantó con su saliva como si fuese de nuevo un colegial.


—¿P-por qué preguntas eso tan de repente? — se arrepintió de mirar al peliblanco, solo logró ponerse más nervioso y con el corazón palpitante, todo en Jungwoo le provocaba cuidarlo y amarlo, pero sabía que eso estaba mal. Tomó el otro brazo siguió colocando la pomada con caricias suaves miraba de soslayo al menor y notó que se encontraba relajado y con las mejillas rosaditas.

—Gracias profesor Jung—nunca había escuchado en el chico un tono de voz tan dulce y cantarín, hasta podía pensar que estaba burlándose de él.

—Vamos a comer, es un poco tarde por dormirtanto.


El más chico asintió y le siguió hasta la cocina. Jaehyun se colocó un mandil mientras el menor se trepó al mesón, en silencio observaba los ágiles movimientos del mayor mientras preparaba una pasta con vegetales y carne, a medida que el agradable aroma inundaba la cocina, las tripas le sonaban duro, haciendo reír con ganas al de hoyuelos.

Al cabo de unos minutos la cena estaba lista, y los dos hombres no tardaron en dedicarse a devorar la comida, Jungwoo se sentía dichoso porque hace tiempo no comía algo tan delicioso a pesar de ser un plato sencillo para él era como si un chef lo hubiese preparado. Miró su plato vacío y al disimulo miró la cocina, pero ya el mayor se había percatado de todo, el peliblanco solo le sonrió timidamente mientras veía al castaño servirle un poco más, aceptó el tazón gustoso y pronto comenzó a sorber los fideos nuevamente, Jaehyun estaba feliz de no comer solo, porque hace años que la mesa era solitaria.

—Puedo lavar los platos como pago por su cortesía profesor.

—Eso ni hablar, aún estas lastimado.

—No exagere, déjeme ser de ayuda.

—He dicho que no.

—Pues yo digo que sí.

Comenzaron a forcejear, sí, a veces el adulto también se comportaba como niño, y como suele pasar en este tipo de situaciones, el plato cayó al suelo, quebrándose en pedacitos.

—¿Jungwoo, no te lastimaste?—revisó detalladamente que ni una partícula de la vajilla hubiese enterrado en la piel del menor, para su fortuna no fue así, y Jungwoo solo se sintió avergonzado e inútil.

—Ya debo volver a casa—dijo retirando la mano que tenia apresada Jaehyun.

—Pero tu padre...

—No se preocupe, por la hora deduzco que luego del colegio volvió al bar con sus amigos, solo debo encerrarme en mi cuarto.

—¿Desde cuando pasa esto? ¿Por qué no lo has denunciado?

Y Jungwoo rió ironicamente ¿Quien se preocuparía de que un pobre chico fuese maltratado por un borracho? No era ni el primero ni el último. Fue a buscar sus cosas que había quedado en el dormitorio del profesor, otra vez tenía esas ganas de llorar al saber que dejaría ese lugar tranquilo para volver al infierno de su casa.

—¿De verdad tienes que irte?—apareció el hombre en el filo de la puerta mientras lo miraba con pena.

—Sí, ya le he causado demasiadas molestias por hoy profesor Jung.

—No eres ninguna molestia Jungwoo.

El menor se volteó a verlo, el hombre parado ahí estaba lejos de ser el profesor que llegó el primer día a molestarlo, ahora era alguien que de un momento a otro se preocupaba por él, siempre estaba pendiente y eso no hacia mas que hacerle pensar que no se merecía, que enamorarse del profesor estaba mal porque él y su vida era un desastre, pero no podía negar que los ojos del mayor le miraba con una genuina preocupación, haciéndole picar aun mas los ojos.

—Profesor Jung ¿De verdad le gusto?

Y Jaehyun no sabe porqué pero lejos de negarlo, lo aceptó y asintió mientras esbozaba una ligera sonrisa, entonces el menor dejó por un momento la maleta y se acercó al castaño Jungwoo le sonrió ampliamente mientras le acariciaba el cabellos con delicadeza, sabía que estaba mal que le gustara su profesor, pero en ese momento no había nada ni nadie para juzgarlo y porque sabía que al menos por unos segundos, en su corta y miserable vida, merecía un granito de felicidad.

Acortó la distancia entre sus rostros, colocándose de puntitas para alcanzar al más alto hasta tocar los carnosos labios del castaño con los suyos; Jungwoo siempre soñó con su primer beso, quería que fuese bajo la luz de la luna luego de una maravillosa cita, pero a cambio logró tener su primer beso como una pomada que calma el dolor, porque a cada movimiento que lideró el mayor sobre su boca, sentía que sus heridas eran curadas, y sus lagrimas enjuagadas.

Tal como él había iniciado el beso, fue quien lo terminó, susurrando sobre los labios del mayor un cortes "Gracias"






The new teacher - JaewooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora