ESTA NOVELA ES UN BORRADOR.
Cuando Nayla le rezó a su Diosa la noche anterior a su examen final deseando aprobar, jamás imaginó que su plegaria llegaría a través de su ventana de forma misteriosa, portando unos profundos ojos rojos que la dejarían d...
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Capítulo 11: Electra
─Necesitamos sedarla ─oí entre cortado, muy lejos de mí.
─No puedo permitir que lo hagan ─la voz de Ekimmu sonó en el aire.
─No tenemos otra alternativa, si no la sedamos se hará daño, o le hará daño a alguien más, joder.
Todo estaba pasando demasiado rápido, y mi mente no lograba procesarlo. Estaba sentada, o quizá acostada en algún lugar demasiado frío.
Patrullas, sonidos de patrullas. ¿Gritos? Sí, gritos.
─Mierda, sedala ya ─oí a Ekimmu.
Alguien me tomó en brazos, unos brazos demasiado fuertes.
Abrí los ojos por fin. Y me encontré con Valag sosteniéndome y cargándome, sacándome de la cocina.
No pude decir nada, solo me aferré a él.
Los últimos minutos habían sido caóticos. Llenos de gritos y sangre por todos lados.
Había gritado al ver a Electra clavada en la pared, y había entrado en histeria al ver a Sienna destrozada en el piso, tratando de aferrarse a los pies de su hermana.
Todo había pasado condenadamente rápido, sin darle tiempo a nadie de reaccionar. Me lancé sobre Sienna para abrazarla y taparle los ojos, para evitar que viese así a su gemela, pero ella no reaccionó como yo esperaba, y me lanzó de un empujón hacia el otro lado de la habitación.
Sentí mi espalda crujir cuando caí sobre una de las cocinillas sin uso de la bodega, y lancé un grito de horror cargado de dolor. Todo comenzó a moverse en cámara lenta.
Mientras Valag me cargaba podía sentir la sangre correr por mi espalda, y el dolor me atravesaba.
─Valag, acuéstala con cuidado en el sofá y ven sujetar a Sienna, necesitaremos ayuda.
Los minutos estaban demasiado ralentizados en ese momento, y apenas sentí cuando Valag me dejó acostada sobre el sofá, y menos sentí cuando se alejó. Mi cabeza daba vueltas infinitas.
Aún podía oír los gritos de Sienna, cada vez más agresivos, y tuve miedo por mi y por los que tendrían que lidiar con ella.
No quise mirar, e incluso me tapé los oídos. Sabía que agarrar a una vampyr era difícil, y agarrar a una vampyr furiosa e histérica sería mil veces peor.
¿Dónde estaba Nak, joder? No lo había visto desde que nos habíamos separado al llegar, y me estaba poniendo nerviosa.
Los gritos de Sienna se hicieron mucho peor, incluso escuché vidrios quebrarse. Hasta que finalmente, sus gritos fueron disminuyendo, siendo reemplazados por llanto, y luego nada.
Habían logrado sedarla. Eso esperaba.
─Debemos llevarla al hospital ─escuché a Ekimmu.
Me quité las manos de los oídos y abrí los ojos. Había por lo menos 5 vampyr mirándome, entre ellos Ekimmu y Valag.