ESTA NOVELA ES UN BORRADOR.
Cuando Nayla le rezó a su Diosa la noche anterior a su examen final deseando aprobar, jamás imaginó que su plegaria llegaría a través de su ventana de forma misteriosa, portando unos profundos ojos rojos que la dejarían d...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
─Supongo que después de todo la mascarilla no sirvió de mucho para evitar la contaminación de la muestra ─bromeó Valak, mientras me daba otro vaso de agua.
Me había trasladado a una de las salas de la mansión Stoker, para poder tranquilizar mis nervios y mi estómago.
Le lancé una mirada asesina a Valak, que apenas me tomó en cuenta y siguió burlándose.
─Te apuesto que ni borracha te habías puesto así.
─Deja eso, ¿quieres? ─exclamé.
Ekimmu entró a la sala, acompañado de su esposa Bibi, la que se acercó a mí de una forma muy maternal.
─¿Te encuentras bien? ─preguntó, y noté que nunca antes había oído su voz, ni estado tan cerca de ella.
Su tez era pálida, y su cabello rubio caía con gracia a ambos lados de su cabeza.
─Sí, no te preocupes ─respondí, bebiendo otro sorbo de agua.
─Valak te llevará a casa ─habló Ekimmu─. Por obvias razones será mejor que por el resto de tus vacaciones no trabajes en el Black, y evita salir de tu casa. Pondré algunos vampyr en el perímetro, pero no interferirán en tu rutina diaria.
─Gracias ─respondí a duras penas.
¿Dónde estaba Pontianak?
Después de mi numerito vomitivo, Nak había salido del laboratorio y ya no lo había vuelto a ver. Valak se había quedado conmigo, acompañándome y burlándose de la situación. El pelirrojo no había mencionado nada de lo que Mónika nos había contado, y yo estaba más que agradecida con ello.
Era demasiado que asimilar, demasiado, y la culpa había aparecido luego de saber que era mi sangre la que había matado a Lucien después de todo.
Pero, ¿de dónde había sacado mi sangre? ¿Quién demonios estaba haciendo esto? Las preguntas eran más que las vagas respuestas que podía obtener, y en ese punto me sentía tan responsable por todo lo que estaba pasando.
"Desearía vivir en una cueva bajo tierra", pensé.
─Toma esto ─dijo Bibi entregándome una botella con un líquido incoloro en su interior─, esto te ayudará a dormir.
Asentí con la cabeza en señal de agradecimiento.
─Sé que tu cabeza es un lío, pero puedes acudir a mí si lo necesitas ─exclamó tomando una de mis manos.
Solo le sonreí, y noté como ella se quedaba observando mi rostro con detenimiento, hasta un punto en que fue incómodo.
─Hora de irnos, bella dama ─indicó Valak.
Me despedí cordialmente y caminé hacia la entrada.
─¡Nayla! ─oí una voz femenina llamarme.
Me giré y Sienna estaba allí, con sus ojos tristes.