CAPÍTULO 9

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Capítulo 9: "Ellos saben"

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Capítulo 9: "Ellos saben"

─Esto francamente es ridículo ─protesté mientras entrábamos al edificio en donde recibiría mi primera terapia.

─No estás en condiciones de reclamar ─me regañó Penny, que nos había acompañado también.

Sentía a mi papá nervioso, y creía que era porque obviamente no quería desenterrar viejos recuerdos del pasado, sobre todo los que eran sobre mi madre.

Él nunca había hablado demasiado de ella después del accidente, y yo tampoco lo había presionado. Sabía que era un tema delicado, después de todo, ella había sido el amor de su vida. El edificio era enorme, con más de 20 pisos, pero afortunadamente solo debíamos ir al 5to piso en donde estaba la oficina de la psicóloga que mi padre había encontrado, recomendada por el mismísimo Ekimmu Stoker.

La cita era a las 11:00 am, y con mi familia ya estábamos allí a las 10:35 am.

Optamos por subir en ascensor, más que nada por Penny, que aunque todavía no lucía una enorme barriga de embarazada, merecía los cuidados que podíamos entregarle.

No había ido al trabajo en 4 días, no me sentía preparada. Es más, sentía vergüenza por el escándalo que había hecho el día en que habíamos encontrado el cadáver.

Había recibido mensajes de Sienna, de Rinna y de Lucien, y aunque había contestado de mala gana, no había querido salir. No por el momento.

De Nak ni luces, supongo que después de haberme visto en mi peor momento simplemente había pensado mejor en que debía mantenerse lo más alejado de mí. Por su bien y el del hotel de su familia.

Pronto llegó la hora de la cita, y la secretaria de la psicóloga dijo mi nombre. Entré a una amplia sala con tonalidades amarillas y flores interiores por todas partes. Varios cuadros de certificaciones, fotos familiares, etc.

La mujer sonreía sentada detrás de un amplio escritorio blanco. Su cabello era tan rubio que parecía plata, y sus ojos rojos parecían bailar. Era una vampyr, claro.

Había oído de los especialistas en salud mental de la rama vampyr. Su intuición era más clara, prestaban atención a otras cosas que los psicólogos humanos no, y eso los convertía en unos especialistas increíbles.

─Buen día, Nayla ─me sonrió de una manera muy amable, pero sentí que había un poco de macabro en todo aquello.

─Buen día ─respondí.

─Mira, sé que esto puede ser un poco tedioso, y no quiero agobiarte, así que a partir de este momento solo quiero que hables tú, me cuentes como te sientes. Yo te escucharé atentamente sin interrupciones.

Asentí. Ella se recargó sobre su asiento, tomó una libreta blanca entre sus manos y un lápiz, y esperó a que comenzara a hablar.

Joder, ¿cómo se supone que debía comenzar a hablar? Había tanto que quería decir, pero no quería parecer una niña tonta e inmadura.

Cuidado con lo que deseas [EN FÍSICO EN FEBRERO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora