ESTA NOVELA ES UN BORRADOR.
Cuando Nayla le rezó a su Diosa la noche anterior a su examen final deseando aprobar, jamás imaginó que su plegaria llegaría a través de su ventana de forma misteriosa, portando unos profundos ojos rojos que la dejarían d...
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─Esto se está saliendo de control ─rugió Nak, agarrando su cabeza con ambas manos─. Nayla tiene suerte de que ese malnacido no la hubiese matado.
─Ese malnacido no le hará nada a Nayla mientras puedan utilizarla, además, no creo que a Rowena le encante la idea de que su esposo vaya por ahí amenazando a su hija ─zanjó Ekimmu para tranquilizar los aires.
Había llamado a Nak inmediatamente después del ataque. Cuando llegó yo aún estaba tirada en el suelo, agarrando mi garganta con ambas manos, en un estado de shock.
No había esperado a que le diera mi confirmación, más bien, me tomó en brazos y por la misma ventana saltó y me subió a su auto.
Cuando llegamos a la mansión todos estaban despiertos y alterados.
─Fue una estupidez que Vasile visitara a Nayla y se atreviera a hacerle daño ─dijo Valak─. Ahora tendré un motivo más para despedazarlo.
No podía hablar. Me sentía humillada, llena de rabia, lo único que quería era desaparecer.
─Nadie saldrá de aquí a menos que sea estrictamente necesario ─exclamó Ekimmu─. Tenemos que mantenerlos seguros hasta el domingo en la mañana.
─Partiremos en la madrugada del sábado, debemos movernos antes ─dijo Mónika.
Todos volvieron a sus habitaciones. Demothi me regaló una mirada de compasión, pero no sé acercó.
Kaila y Christian me observaban desde lejos, tampoco aportaban a la conversación.
El cuello me dolía a rabiar. Podía sentir aún la punta de sus colmillos perforando mi piel y su mano fuerte tomando con violencia mi cabello.
─Quiero ir a casa ─logré decir, y me dejé llevar.
Nak nuevamente me tomó en brazos e hizo el recorrido a casa. No tenía fuerzas para moverme en ese instante.
Me acostó sobre la cama y me cubrió con una manta.
No dijo nada y yo tampoco, solo se quedó a mi lado acurrucandome en su pecho frío, protegiéndome.
Cuando desperté, Nak no estaba, pero podía oír su voz en la sala, junto con la de Penny.
Me levanté a duras penas, sintiendo dolor en el cuello y en los hombros. Me di una rápida ducha y bajé.
─Era como una ninja cuando pequeña, siempre estaba escondiéndose y riendo por entre los muebles ─decía Penny─. Antes no era tan reservada, aunque al principio no quería tener nada que ver conmigo.
Hablaba de mí. Inevitablemente una sonrisa se reflejó en mi rostro, y me quedé quieta escuchando un poco más.
─Me cuesta imaginarla siendo diferente a mi que es hoy ─decía Nak.