𝟏𝟑| 𝖙𝖚, 𝖞𝖔

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—¿Supiste algo de Sohee? —Preguntó el Omega nervioso, trotando de la mano del alfa.

Jeno se rascó la cabeza con duda.

—La verdad es que no se nada de ella. Yo solo escuché a la gente gritar y aproveché para escapar porque pensé que había sido ella, pero no creo que tuviera que ver. —Respondió y Renjun hizo un gesto de preocupación y luego uno de sorpresa.

—¡Oh! Es cierto ¿Que hay de esos lobos? eran cambia formas ¿Verdad?- preguntó con intriga y emoción. En su distracción con el alfa se había olvidado de haber visto a aquellos lobos.

Jeno se encogió de hombros.

—No tengo ni idea de quiénes eran y si, si eran cambia formas. Ellos me ayudaron a escapar, me guiaron hasta ti. Pude sentirlos, eran alfas igual que yo, y mi lobo de inmediato supo que no eran enemigos.

Renjun lo miraba con el seño fruncido y preguntó —¿Tu crees que hallan venido de la manada que encontraste?

—Mmm... No lo sé, no pude hablar con ellos, solo aproveché la distracción y cuando estuve cerca de ellos, uno me guio por este camino, mientras los demás distraían a los cazadores.

—Seguramente escucharon de ti y los cazadores, puede que se halla corrido la voz en otros pueblos.

—No lo sé, este es el único pueblo cercano y en los días que me capturaron no pasamos por ningún otro, simplemente acampaban, aunque tenían hombres que se separaban del grupo de vez en cuando. —Jeno formó un bonito gesto de confusión que hizo sonreír a Renjun, y luego sonrojarse.

—Me gustaría saber más sobre ellos... Me gustaría saber más sobre nosotros. —Dijo el Omega con un tono nostálgico. Jeno lo vio y sus miradas se encontraron, y el agarre en sus manos se apretó un poco más. Fue reconfortante.

—A mi también...

Después de eso no hablaron más, simplemente se concentraron en apurarse y llegar a la granja.

Al llegar, Renjun entró en la cabaña y tomó algunas cosas de las que se llevaría consigo a dónde sea que llegaran, cosas que había dejado preparadas antes.
Se aseguró que Sohee no estuviera ahí y cuando no la encontró suspiro cansado y salió.

Jeno se quedó en la entrada observando con curiosidad cada detalle de aquel hogar.

—Entonces, ¿aquí es donde vives? —Preguntó mirando por todos lados.

Renjun volteó su mirada en la dirección del alfa, y cuando este lo miró también, Renjun asintió con su ya común sonrisa nostálgica.

—Es muy lindo, se ve muy acogedor. —Dijo Jeno de manera dulce, Volviendo su mirada curiosa alrededor.

A Renjun se le partió el corazón. Jeno tenía razón, aquella pequeña cabaña había sido tan acogedora y lo había protegido de tantas cosas mientras crecía junto con su hermano. Jeno no había tenido nada de eso, nunca había podido, simplemente había tenido a su madre algunos años y luego solo una fría cueva.

Por un momento se sintió totalmente afortunado, pero luego se sintió culpable, porque Jeno no había sido así de afortunado, también se sintió mal por aquel sentimiento de lástima, no quería sentir lástima por el, eso era muy cruel de su parte.

Renjun dejó lo que estaba haciendo y casi saltó sobre el alfa abrazándolo fuertemente. Jeno se balanceó hacia atrás, pero después de sorprenderse correspondió el abrazo, enterrando su cara en el cuello del Omega, respirando su dulce aroma.

—¿Y eso? —Preguntó sonriendo una vez que se separaron, apenas centímetros, para verse cara a cara.

Renjun volvió a pegarse a él, ahora siendo él quien se enterraba en el cuello del alfa y respiraba las feromonas, casi sintiéndose drogado del gusto.

𝚅𝙴𝙽𝚃𝚄𝚁𝙰 | ɴᴏʀᴇɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora