𝟏𝟒| 𝕮𝖆𝖒𝖎𝖓𝖆𝖙𝖆

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El día estaba tranquilo, las nubes blancas contrastaban con el radiante azul del cielo, el sol calentaba el ambiente pero el viento soplaba fresco.

El invierno estaba pronto a llegar y el agua que provenía de las montañas y desembocaba en la pequeña cascada sobre ellos comenzaba a tornarse fría.

Chenle tembló cuando salió del agua y tocó tierra del bosque después de tantos días. Renjun, quien salió detrás de él, se abrazó a su hermano menor.

Habían pasado varios días dentro de esa oscura cueva y por fin podían salir. Para ser honesto ya necesitaban algo de espacio.

Los primeros días fueron extraños e incómodos. Aunque todos estaban bien entre ellos la situación había sido simplemente anormal.

Renjun y Chenle habían estado acostumbrados el uno al otro desde siempre, incluso dormían juntos, así que la presencia del otro no era extraña para ellos.

Chenle y Jisung habían pasado también bastante tiempo juntos y se habían entregado entre ellos de muchas formas, así que había confianza, sin embargo nunca habían pasado tanto tiempo juntos y tan cerca, lo que era nuevo, más no desagradable.

Por otro lado Renjun y Jeno nunca habían tenido la oportunidad de pasar más que un par de horas y un par de veces juntos cosa que fue algo extraño.

En general, entre todos no se conocían muy bien así que a veces era raro, aunque con el paso de los días fueron adquiriendo más confianza, de todas formas el vivir con alguien cambiaba totalmente las dinámicas.

Tanto Jeno como Jisung habían estado saliendo en la últimas noches para explorar y saber si ya era un poco más seguro por moverse del lugar, en ese tiempo que compartieron juntos se habían vuelto notablemente cercanos y los Omegas se dieron cuenta rápido. Hablan mucho entre ellos e incluso empezaron a tener sus propias bromas. Jeno sintió que tenía a un verdadero amigo por primera vez en su vida.

Renjun, bueno a Renjun no lo veía precisamente como a un amigo, una amistad no era lo que quería, sin embargo no eran nada más por ahora.

Por otro lado, la conexión que había tenido con Jisung fue genial y totalmente diferente.

No habían tenido señal de cazadores por la zona, pero sabían que la suerte no estaría de su lado por tanto tiempo.

La comida ya se había empezado a terminar también, no solo para ellos, por alguna razón las presas comenzaban a desaparecer también y cada vez veían menos animales, algo que no era para nada común. Así que lo tomaron como una señal de que ya era momento para encontrar su nuevo camino.

Jeno escaló un árbol que se encontraba a la orilla del agua y desde lo alto arrojó un saco de pieles con lo que se secaron y cubrieron los cuerpos en forma de ropa.

Sus ropa vieja había estado secándose en el mismo árbol por lo que se colocaron lo suficiente para parecer humanos normales, además que algunas otras cosas que podrían servir, Jeno solía usar ese alto árbol par esconder cosas.

Jeno solía tener sus pieles fuera del agua y a pesar de que raramente las utilizaba, está era la ocasión definitiva, empezando con que no podría llevarlas como equipaje y siguiendo con la temperatura que comenzaba a bajar, las pieles serían ideales para cubrirse del frío, así que las repartió.

Todos se miraron entre ellos y empezaron a caminar.

Durante los días de encierro en realidad no planearon la gran cosa. Habían dicho que irían al lugar que Jeno había descubierto y el alfa los guiaría, pero eso fue todo, en realidad no habían muchas opciones, no conocían nada mas que el pueblo y las montañas serían demasiado frías, bueno sería ideal para alejar a los humanos, pero sería mortal para Chenle y su bebé, preferían no arriesgarse.

𝚅𝙴𝙽𝚃𝚄𝚁𝙰 | ɴᴏʀᴇɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora