Harry Potter y los Secretos del Pasado

CAPÍTULO 06

LA HISTORIA DE PANSY

Agosto de 1998.

Pansy acababa de llegar a Nueva York. Estaba molesta porque la habían obligado a formarse en el MACUSA: Al menos habían retirado los cargos contra ella debido a su mente brillante. Siempre supo que ser astuta la salvaría algún día.

Realmente estaba arrepentida. Ahora sabía que Harry había derrotado al Señor tenebroso por segunda vez consiguiendo que muera para siempre. Los Malfoy se habían fugado. Draco al parecer huyó con Astoria y se casaron en secreto. Su familia los apoyaba.

Ella ya era una vergüenza para una familia como los Malfoy. Estaba exiliada de su propio país y siendo obligada a entrenarse para ser esclava del Ministerio de la magia de por vida a cambio de no ir a Azkaban. Era un buen trato pero debía acostumbrarse a la idea. Se miró su brazo izquierdo y al menos se alegró de no haber tenido la marca tenebrosa. Draco probablemente deba andar con mangas largas por el resto de su vida. De todos modos ella sentía lástima por sí misma al haberse puesto en esta situación. Todo esto era porque su familia le había metido esas ideas en la cabeza desde que había sido una niña y porque Draco le había dicho que si se unía al Señor Tenebroso, podrían ser juntos una familia y ni bien terminaran Hogwarts iban a casarse. Pobre ilusa. En el primer error que ella cometía, decidía huir con otra. ¿Acaso había estado con Astoria durante su relación? Ella no podía culparla. No había sido la más fiel... bueno solo había habido una sola persona que casi la hizo cambiar de opinión, pero al final del día siempre era Draco. Era cierto que ella había estado perdidamente enamorada de Draco Malfoy, hubiera dado la vida por él. De hecho estaba metida en todo este lío por él. Pero la vida era injusta y no siempre uno obtenía lo que quería. Ella tenía el corazón roto y se juró a sí misma que no iba a enamorarse nunca más.

Estados Unidos estaba bien, después de todo. Era un nuevo comienzo. La gente no sabría que ella venía de una de las familias más tenebrosas de Gran Bretaña y podría simular que siempre había sido una buena persona.

Había 5 personas más entrenando para convertirse en Aurors. Sus nombres eran Jace Boot, Margot Picquery, Norman Boot, Mary Martens y Gregory Cambell.

Gregory parecía aburrido la mayor parte del tiempo, como si ya supiera absolutamente todo lo que les enseñaban. Pansy se preguntó si estaba recibiendo ese entrenamiento por segunda vez por no haber pasado su examen final anteriormente. Pero él parecía brillante. Todo lo que hacía era increíble. Ella no tardó ni dos días en caer rendida a sus pies. Era contradictorio porque apenas llegó a ese continente se había prometido no enamorarse nunca más. Pero estaba claro que tenía una debilidad por los rubios bonitos.

Comenzaron a pasar cada vez más tiempo juntos. Al parecer Gregory al notar que Pansy era británica tenía más interés en ella que en cualquiera de las otras personas que frecuentaba en el Ministerio. Ella sabía que no era la más atractiva de todas pero pensó que quizás era su acento o algo de eso que atraía tanto a Gregory. Cuando iban dos semanas ya estaban juntos y no había nada que hacer al respecto. Él era encantador y ella no podía resistirse. Él comenzó a hablar de cómo el mundo sería distinto si los magos dejaran de esconderse, algo que ella siempre le expresaba a Draco en sus charlas íntimas. Aparentemente Gregory parecía entender a lo que ella se refería. No buscaba matar a los muggles, simplemente sostenía que si vivieran los magos y los muggles libres sin esconderse, las cosas serían mucho más fáciles. Todo eso del código secreto de la comunidad mágica era irritante. Siempre lo había pensado. Gregory (al menos como se lo expresaba a ella) no parecía odiar a los muggles para nada, no le molestaban, solo le molestaba el anonimato de nuestro mundo. Eso le gustó. Ella había crecido rodeada de gente que odiaba a los muggles y hablando de la importancia de la pureza de la sangre. Él no había mencionado ni una vez cuál era el estado de su sangre y a ella no le importó en lo más mínimo por primera vez en su vida.