(La obsesión de Emma por las flores está inspirada en alguien que conozco, pero no os voy a decir quién soy)
• ─────────────────────── •
Lo primero que los oídos aún dormidos de _____ captaron fue un dulce piar amortiguado que gentilmente le hizo regresar de su sueño. Abrió los párpados pesados, absorbiendo la luz dorada del sol que bañaba la habitación. Lentamente, procedió a sentarse en la cama, apreciando la suavidad de las sábanas y la comodidad del colchón que le habían permitido descansar increíblemente bien comparado con las noches anteriores.
Observó su alrededor esperando ver sus muebles, su ropa y sus objetos personales, tal y como había deseado la noche anterior cuando se acostó. Los recuerdos regresaron de inmediato a su mente. Por un momento había olvidado todo lo que había pasado.
Soltando un resoplo de frustración, se pasó una mano por la cara y el cabello y miró hacia la ventana que había a su izquierda. Una de las puertas de la ventana estaba entreabierta, dejando que el viento fresco balanceara las cortinas translúcidas blancas.
Despacio, apoyó ligeramente sus pies en el suelo y la madera rechinó ligeramente, apoyó todo su peso en ellos, se levantó y se dirigió hacia la ventana blanca de madera. Los colores del atardecer bañaban la ciudad de amarillos y naranjas brillantes, pequeños pájaros piaban en los tejados de enfrente y a lo lejos se oían risas infantiles que ahogaban el ruido de los coches. Apartó las cortinas y abrió un poco más la ventana, haciendo que la brisa suave le acariciara el pelo mientras observaba relajada la calle, prestando atención a los pequeños detalles en los balcones y terrazas vecinos. Seguía sin ver el paisaje familiar que tanto ansiaba.
Aún afectada por la frustración, se giró bruscamente y se sentó apoyando la espalda en la pared de la ventana con la mirada clavada en el suelo. Se sentía atrapada, agobiada por no tener un hogar al que regresar ni la libertad para seguir con su vida. Quería sacar esa emoción amarga y pesada de su cuerpo, pero las lágrimas no salían. La habitación se sentía más pequeña que antes y los sonidos de la calle ahora eran ruidos irritantes que invadían su mente y le privaban de pensar. No poder llorar era muy molesto.
Pasó unos cuantos minutos en el suelo, luchando contra su mente agotada para por lo menos levantarse y volver a la cama. O vestirse. O comer. O las tres cosas a la vez. O ninguna. Ya no sabía qué quería. Bueno, sí lo sabía: volver a su puñetera casa. Pero no quería pensar dar más vueltas al asunto ahora que su mente estaba un poco más calmada. A ese ritmo su trasero acabaría cuadrado, así que por el momento sería mejor levantarse e ir a pensar en su desgraciada vida en la cama. Por lo menos allí estaría triste pero cómoda.
Desgraciadamente para _____, resultó una misión imposible porque al apoyarse en la mesita que había a su lado, se fueron el mueble y ella al suelo.
—¡¿Estás bien?! —Emma había entrado alarmada por el estruendo. Al ver a _____ tirada en el suelo con el mueble por encima, rápidamente fue a auxiliarla—. ¿Te has hecho daño?
ESTÁS LEYENDO
Sogni d'oro [APH Italia x Lectora]
FanficEs un sábado lluvioso, y cansada tras una semana muy ajetreada, _____ decide irse a dormir más temprano de lo habitual. Todo bien hasta que se despierta en medio de un callejón neblinoso y sin salida, a kilómetros de su hogar. Pronto llega la ayuda...