Goma de mascar | spiderbear oneshots

Por los niños

—¿Aló?, hola spreen.

—Hola, roier.—respondió al otro lado del teléfono.

—Lo siento por llamarte, sé que ya no estamos juntos, pero... bobby te extraña mucho.

Spreen escuchó con un pequeño nudo en la garganta las palabras de su ex.

Hace un mes que habían terminado su relación, bueno, el mismo oso fue quien la terminó. Y desde entonces no habían vuelto a hablar, ni siquiera por los niños.

Agradecía que roier haya sido el primero en hablar, porque Ramón estaba desesperado por verlo. Pero él no tomaría ese primer paso.

Escuchó a roier hablarle de nuevo y volvió a poner atención a la llamada.

—Ramón está igual, necesita verte, Ro.

Cuando todo lo de ellos se acabó, no hubo tiempo ni siquiera de pensar en esos dos pequeños que estaban acostumbrados a estar juntos.

—Si quieres, puedo llevarte a Ramón y de paso buscar a Bobby y tenerlo un día conmigo.

—Está bien, aquí los esperamos.

Y la llamada se cortó.

Spreen comenzó a ordenar las cosas de su niño para llevarlo y avisandole de que iría donde su papá roier.

La emoción inundó al pequeño Ramón, quién comenzó a hablar sin parar de todo lo que quería hacer con roier.

En la otra casa las cosas no eran muy diferentes, Bobby estaba extasiado por volver a ver a spreen y pasar el día con él.

Bobby era impulsivo, aventurero y un poco serio, igual que spreen.

Ramón por otra parte era tranquilo, muy tímido y amoroso, igual que roier.

Parecía que ambos niños hubieran intercambiado personalidades con el padre del otro.

Cuando spreen y ramón llegaron a casa, este último salió corriendo a los brazos del castaño. Y bobby a los del oso.

Estuvieron así un buen tiempo, simplemente disfrutandose entre sí.

Spreen y Bobby se fueron de aventura como en los viejos tiempos.

Roier y ramón se quedaron cocinando y pintando en casa, como antes solían hacerlo.

Al llegar la noche, cenaron los cuatro juntos, hablando y riendo, incluso hasta hicieron karaoke.

Había llegado el momento de que spreen y ramón se fueran a su casa. Pero los niños estaban negados a soltarse, lloraban abrazados deseando no tener que separarse otra vez.

—Pa-papi deja que ramón y pa spreen se queden hoy, —pedía llorando.

—Bebé, deben irse antes de que se les haga más tarde, prometemos que volverán pronto, ¿cierto, spreen?

—Sí, ramón vendremos el fin de semana, lo prometo.—intentaban convencerlos.

—No... no quiero irme, quiero quedarme aquí, con Bobby y papá ro.

No había palabra que los convenciera.

Después de mucha insistencia de parte de los niños, decidieron que se quedarían por hoy. Ambos seguían teniendo cosas en la casa, ramón dormiría en su antigua cama y spreen en un colchón en el suelo de la habitación de ro.

Esa noche volvieron a ser una familia, ignorando el hecho de que llegando la mañana volverían a separarse de nuevo.

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VUELVAN AHRE