𝘊𝘢𝘱í𝘵𝘶𝘭𝘰 6

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La luna sobre París estaba hermosa, resplandor de su luz blanca, fuente de luz para los animales nocturnos, era maravillosa con el conjunto de la estrella en la superficie, la torre Eiffel.

La ciudad descansando, los cantos de los grillos y las luciérnagas en los campos verdes y en los bosques eran como un sonido de tranquilidad. La noche durará mucho pero se acaba pronto, se aprovecha una relajación temporal, dormir es el objetivo.

Esta noche, sería algo rápida pero veamos que se aproxima cómo atención.

𖦹꙳࡛࣪⋕  ˚.✦ ⵢ₊˚.


Juan fue el primero que se despertó, cómo siempre abrió sus ojos y cegados por su mala visión. Aunque podía sentir lo de adelante y maravillosamente seguía en los brazos de Spreen, ya le incomodaba el peso que tenía, suponía que por ser un oso tiene buen horario físico.

Tenía que irse hoy, ya faltó 2 días sin ir a su departamento y tenía que resolver una falta de su trabajo.
Intentó safarse de los brazos del contrario, ganando su libertad y sentándose en una esquina de la cama poniendose sus lentes,la verdad si lo pensaba el otro estaba con sus orejas atrás, estaba triste.

Pero no le incumbe los comportamientos del otro, ahora tendría que cambiarse y despertar al oso dormido.

Encontraba los pares de su ropa que estaban tirados en el suelo; ya terminado esa búsqueda se vistió aprovechando la tranquilidad del ambiente.

Mientras se ponía su cinturón sentía un cosquilleo en una parte de su espalda.

(Talvez es el frío) pensó, no le daría esa importancia.

Se puso la sudadera que tenía y atándose los cordones de sus zapatillas; ahora parado se fué al lado del oso dormido, tenía que despertarlo para despedirse.
Tocó el hombro del otro.

— spreen... Despierta ya, es de noche ya me tengo que ir– el pensaba que lo escuchaba y tenía que hacerlo porque su paciencia no dura demasiado.

» puta madre... DESPIERTA JODIDO OSO!» Terminó gritando, y le dió un leve puñete en la espalda de Spreen. Afortunadamente este se despertó.

— Auch... No dejás dormir a las personas normal?– susurró adormilado, le dolió el golpe pero no sé podía quejar, Juan ya lo esperaba.

— te dejaría pero si duermes como una maldita piedra no se puede, ahora levántate y cámbiate que tengo que ir a mi departamento– Terminó mientras estaba llendo a la puerta, quería salir para ver la noche.

» salgo un rato, te espero afuera– abrió la puerta y salió volviendo a cerrarla desde afuera.

Cuando la cerró agachó su cabeza, no sabía porque le dolía su pecho talvez sea porque se durmió esa parte y ahora se está recuperando. Se alejó un poco de la casa, y viendolo bien no estaba demasiado lejos...

» cómo no va estar tan lejos pendejo, corriste 3 horas aquella puta noche» se regañó a sí mismo, aveces es raro su comportamiento y en especial cuando está nervioso.

Se sentó en el pasto a una esquina de un tipo barranco pero no tan grande, pero la vista desde ahí era maravillosa, la luna alumbraba la noche, y la ciudad era como luciérnagas desde esa altura y no puede faltar su amada torre, es una de sus adoraciones para el al igual que todos de ahí.

Y de nuevo le dió un cosquilleo el una parte baja de su espalda.

(Que verga me está picando, una puta hormiga será) se pegó en esa parte de cosquilleo y paró ese estímulo, ya no le molestaba.

Miró la casa y todavía no salía el oso
(Bueno, talvez se está tomando tiempo de cambiarse otra ropa) y volvió la vista a la cuidad, ahora como estaba solo quiso practicar un poco sus trucos que eso era parte de su trabajo.

𝐔𝐍 𝐎𝐒𝐎 𝐄𝐍 𝐏𝐀𝐑Í𝐒/ 𝐒𝐏𝐑𝐔𝐀𝐍  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora