𝘊𝘢𝘱í𝘵𝘶𝘭𝘰 4

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QUE MIERDA ESTÁ PASANDO?!!– gritó de forma elevada su voz. Abrió sus ojos rápido.

Vió al chico que estaba en su cama en una esquina de ella cubriéndose con las sábanas. Ahora sabía porque el grito, pero rápidamente se preocupó de sus orejas, se notaban y más con los rayos del Sol que traspasan por la ventana y agarró su manta poniéndose en la cabeza.

El castaño no se movía de esa esquina, estaba aterrorizado porque una persona desconocida estaba ahí con el y en otro lugar. Con la suerte que tenía spreen este no vio su parte de arriba de la cabeza.
Y miró la parte de arriba de la persona, lo reconoció al instante.

— eres el pendejo que me insultó ayer?– pronunció con una mueca y nervios.

Spreen se levantó rápido buscando su gorro, estaba incómodo y si dejaba al chico ahí podría escapar y tenía que encerrarlo. Tenía que responder esa pregunta por lo menos y no dejar dudas, pero claro, el otro lo tomará con secuestro.

— si boludo, ya me voy no te muevas de aquí – dió una orden y se acercó a la puerta de salida, tenía que dejarlo rápido porque sabía qué preguntará demasiado el otro.
Abrió la puerta y el chico comentó

—  pero como llegué aquí, porque me trajiste?... Me secuestraste verdad?– Interrogó preocupado, si en verdad lo estaba, quería gritar y lanzar un hechizo al contrario.
No obtuvo respuesta y el oso salió de la casa y se escuchó una parte trancada de la puerta.

»HIJO DE TU PUTA MADRE!– gritó, y rápidamente salió de la cama a ir corriendo a la puerta y golpearla sin parar.

Dejó de golpear y se quedó en frente de la puerta, sabía que estaba cerrada y por dónde escaparía? Todos lo lados estaban cerrados solamente, la ventana era su opción, lo rompería con cualquier cosa de adentro y salir.

Lo que no sabía Juan era que Spreen estaba afuera, no lo iba a dejar así, el ya sabía que trataría de escapar.

Mientras tanto Juan estaba agarrando una silla y apuntando con ella a la ventana pero..

— boludo, no soy tan estúpido como crees, estoy afuera y si escapas te mato aquí, entendés?–

Juan se detuvo y dejó la silla, se escuchó ese sonido y spreen volvió a contestar

»sin joda te lo digo, ahora me tengo que ir a hacer una cosa importante y si escapas te mataré cuando te encuentre– amenazó.

El otro estaba en silencio, ya tenía miedo de que le iba a pasar. Y si alguien podría salvarlo pero no sabía si estaba muy lejos para que nada de personas pasen ahí. Miró disimuladamente la ventana y vió un gran campo plano con praderas verdes, bueno ahora ya tenía su fin, nadie pasaría tan lejos de la cuidad y que más haría?.

Con nervios se fue a la cama y se sentó, entonces si estaba secuestrado ya tendría que afrontar las consecuencias, y pero una persona que conoció hace un día, talvez por la pequeña pelea que tuvieron se enojó.

—hayyy, que pendejo que eres Juan, cómo puedes insultar sin pedir perdón– se culpó. Y se puso a analizar la casa, tenía ropa grande botada, una mesa bonita con una silla, un armario con zapatillas, y una nevera pequeña. Nada más que eso y si lo pensaba bien esto sería una casa y no una prisión para el.

Eso tendría que quitarse de dudas con el "secuestrador", ahora quería estar limpio, bañarse y estar tranquilo pero no podía salir y tendría que aguantar por todo el día o más.

Eso tendría que quitarse de dudas con el "secuestrador", ahora quería estar limpio, bañarse y estar tranquilo pero no podía salir y tendría que aguantar por todo el día o más

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𝐔𝐍 𝐎𝐒𝐎 𝐄𝐍 𝐏𝐀𝐑Í𝐒/ 𝐒𝐏𝐑𝐔𝐀𝐍  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora