Donde Hyunjin quiere que Félix se encargue de satisfacer sus mas bajos y obscuros deseosos. Pero cuando llega el momento de compartirlo no puede permitirlo, no quiere que nadie mas toque lo que es suyo.
porque todo de ese lindo omega es de su propi...
El alfa en esa habitación estaba en celo, lo odiaba y odiaba mas cuando las mujeres no lo satisfacían.
La pelirroja arrodillada frente a el, lamia su glande y se llevaba su pene a la boca. Sin embargo no lograba tener un orgasmo, aun que lo estuviera masturbando para que llegara no lograba sentir nada.
Siempre era lo mismo, muy pocas veces estaba satisfecho con sus amantes. La mayoría de veces solo utilizaba a sus mujeres. Tal vez tenia que experimentar con algo nuevo.
—Ya basta.—gruño y la agarró del cabello y tirarla sobre la barra. —Abre las piernas—ordeno.
La omega soltó un grito lastimoso cuando entro de forma brusca, y comenzó a embestirla como su fuera una muñeca de goma. Solo necesitaba correrse de una vez por todas, ya no podía seguir conteniendo su orgasmo por mas tiempo. Aunque los sollozos y lloriqueos de su acompañante lo estaban molestando demasiado.
—Callate.—ordeno presionando su cabeza contra el granito de la barra.
Hyunjin salió de ella y termino liberando al fin su carga después de tantos intentos por hacerlo. Arqueo la ceja cuando la escucho sollozar de nuevo, sin embargo no era algo que le importara. Ella lo busco no al revés y no le importaba si lo había disfrutado o no.
Ahora quería comer algo, tendría que llamar a alguien para que trajera algo de carne azada o algo.
—Vete,— gruño mientras le tira un par de billetes en la cara junto con su ropa. —no vuelvas mas...—
Presiono el botón para que alguien fuera a llevarle su cena. Pasaron unos largos minutos hasta que llego su pedido, no es que le importara que su "amiga" siguiera ahí solo que ahora le incomodaba su sola presencia ahí.
—Yeji…— gruño mientras se dirigía a la puerta a abrirla.
Abrió la puerta y ella salio corriendo, empujando a la persona que traía su comida. Rodó los ojos cuando lo escucho quejarse, sin embargo algo le llamo la atención cuando sus ojos bajaron al suelo y vio algo que lo endureció de inmediato.
Era un omega que estaba levantándose del suelo. Tenía las mejillas sonrojadas y con una respiración jadeante, podía oler el lubricante natural que liberaba. Pero no pudo descifrar cual era su olor. Percibía muchos aromas dulces a la vez.
—Ah.— espeto cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando.
Estaba entrando en celo, frente a el ¡mierda!
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